Hace ya dos años que se ha establecido el gran emprendimiento que es la reserva marina frente a Tagomago. Buceando en los alrededores de esta reserva uno experimenta una enorme diferencia en la vida de los peces con respecto a lo que era hace unos años. Ahora, se puede incluso ver delfines nadando en estas aguas. Los que visitamos regularmente las costas frente a Tagomago no habíamos visto allí delfín alguno durante los últimos 50 años.

La milagrosa reaparición de estos peces se debe, muy probablemente, a la menor cantidad de embarcaciones que circulan por estas aguas.

Además de ser esto una bendición para el medio ambiente que rodea las Islas Baleares, esta mejora de la calidad ambiental permite a los que vivimos aquí y a los muchos turistas que nos visitan, disfrutar corporal y espiritualmente de este paraíso que tenemos la suerte de habitar.

El mar frente a Tagomago también tiene enormes áreas de posidonia, que parecen estar en mejor forma ahora. La decisión de convertir esta gran área del mar en una reserva marina es muy apreciada en todo el mundo. Es por eso que no se puede entender cómo es que sea permitido jugar en estas aguas a gentes que disturban el medio ambiente, viajando por estas aguas a altísima velocidad con muy ruidosas motos de agua.

Son peligrosos para la vida de las aves, su posible efecto dañino en las aguas superficiales y la posidonia no se conocen bien. El estruendoso sonido emitido por estos scooters se puede escuchar a lo largo de muchas millas debajo del agua. Más aun, estas personas, jugando con sus scooters, pueden estar haciéndolo durante horas y horas, destruyendo así el encantador sonido de la naturaleza en áreas tan amplias como la que va desde Cap Roig hasta Cap San Vicente. Esto debe ser evitado, simplemente prohibiendo actividades como el esquí acuático y el estruendoso paseo con motos acuáticas dentro del área de la reserva. Esas actividades deberían llevarse a cabo solo en áreas restringidas, no en general, y ciertamente no en las reservas marinas.