Al principio de la pandemia, para la población, el personal sanitario éramos héroes. Estabais equivocados. Somos personas de carne y hueso con conocimientos específicos sobre la salud y la enfermedad de las personas.

En esta pandemia nos hemos encontrado con un hándicap muy importante, estamos delante de una enfermedad que no conocemos bien.

Esto ha hecho que estemos viviendo unos meses con cambios diarios de protocolos y recomendaciones, generando en el personal niveles elevados de incertidumbre, miedo, ansiedad, estrés€ ya que no podemos garantizar la seguridad de la población. A todas estas emociones negativas que experimentamos como profesionales, se suman las que experimentamos como el resto de la población, incertidumbre económica, privación de libertad... El personal sanitario, por las características de nuestro trabajo, estamos adiestrados en técnicas para poder disminuir el nivel de estas emociones y poder afrontar nuestro día a día, sin embargo, la intensidad tan elevada de estas emociones está haciendo que estas técnicas no nos estén funcionando.

Soy enfermera, y ahora soy una enfermera enferma, con ansiedad y estrés. Trabajo con compañeros que están en mi misma situación. La ansiedad y el estrés nos está mermando la capacidad de resolución de problemas y nos impide dar nuestra mejor versión en el trabajo. Por esto, pido un grito de auxilio a las autoridades sanitarias competentes y a la población. Con los medios que disponemos a día de hoy no podemos dar respuesta a personas con patologías crónicas que por el periodo de confinamiento han tenido que aplazar sus seguimientos y una población que ha sufrido y está sufriendo mucho estrés emocional y psíquico y les está repercutiendo sobre su salud física y mental.