A veces resulta difícil describir con palabras un sentimiento tan inmenso como la gratitud; hoy, un simple 'gracias' se me queda corto para expresar el profundo agradecimiento que siento hacia el equipo de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario que me ha tratado. Son tantos los nombres que quisiera mencionar...; la doctora Choqueneira, por su amabilidad y diligencia en el inicio de mis pruebas; los doctores Susacasa y Torres, excelentes profesionales y personas; Bea, extraordinaria enfermera cuyos cariñosos gestos han sabido sosegarme, y Mónica, y a sus rápidas gestiones en mis pruebas radiológicas. Gracias también a Patricia (Atención al Paciente) por su eficiencia e implicación máxima en todo lo relacionado con mi caso; a Braulio, enfermero de Quirófano, capaz de hacerme sonreír en un momento delicado; a 'mis chicas' de Rehabilitación de Sa Residència, Esther y Nieves: no habéis podido ser más atentas y cercanas... Mi reconocimiento, también, para el personal de Recepción, Resonancia, TAC y Analíticas (a Silvia: siempre es una tranquilidad estar en tus manos), Enfermería y auxiliares de planta. Pero mi más sincera gratitud debe ser indudablemente para el doctor Mario Ronquete: por su empeño en el estudio de mi dolencia, por sus serenas respuestas a mis millones de preguntas, por prestarme sus experimentadas manos para iniciar el camino de mi recuperación, por involucrarse en mi proceso mucho más allá de lo estrictamente necesario: gracias. Todo ello no habría sido posible sin la inestimable ayuda del doctor Francisco Vilás: a través de la Fundación Julián Vilás Ferrer, y del enorme equipo de profesionales y de medios que ha puesto a mi disposición, me ha permitido sentirme confiada y protegida cuando más falta me hacía, y ante esto no existen en el mundo palabras suficientes... En mi nombre y el de mi familia, gracias a todos, de todo corazón...