Nunca antes de que hubiera una coalición integrada, entre otros, por una minoría de nacionalistas, defensores en exceso de posiciones radicales respecto de la lengua propia de la Comunidad Autónoma de Balears, se había llegado al absurdo de exigir a determinados funcionarios (policías, médicos y demás personal sanitario, bomberos, etc.) un conocimiento de la lengua catalana superior al nivel que muchos otros tendrían de castellano si se examinaran.

Pero sobre todo llama la atención que a nadie se le haya ocurrido que, antes de que tales funcionarios deban acreditar dicho conocimiento del catalán, se les tenga que exigir a los altos cargos o cargos de alta dirección, tales como alcaldes, concejales, presidentes de nuestros Consells insulares, consellers, gerentes, directores y subdirectores y, por supuesto, representantes sindicales que están al frente de la población de la comunidad autónoma. Pero claro, parece ser que ni unos ni otros están dispuestos a jugarse sus puestos, sí en cambio los de algunos trabajadores que, no lo olvidemos, pueden salvarnos la vida.