Glasgow arranca la recta final de unas negociaciones clave para el futuro del planeta. Este miércoles, cuando tan solo faltan dos días para el final de la Cumbre del Clima, la presidencia de la COP26 ha publicado el primer borrador de los acuerdos pactados tras diez agotadores días de debate. Tras más de una semana y media de reuniones, los gobiernos afirman que están comprometidos con los objetivos del Acuerdo de París pero, a pesar de eso, necesitan entre uno y dos años más para resideñar sus estrategias de reducción de emisiones. La hoja de ruta definitiva para limitar el calentamiento global a 1,5 grados de media, pues, tendrá que esperar a la Cumbre del Clima de 2022 y 2023. Al menos según recoge este primer borrador de los acuerdos de Glasgow.

El texto, publicado a las seis de la mañana de este miércoles, despliega en poco más de diez páginas todos los acuerdos, compromisos y deberes que los países han puesto sobre la mesa en estos días. El diagnóstico del problema y el enfoque de las soluciones parece estar claro. Los países reconocen que para limitar el calentamiento global a 1,5 grados para 2100 se necesita “una reducción rápida, profunda y sostenida de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluida la reducción de las emisiones globales de dióxido de carbono en un 45% para 2030 y a cero neto para mediados de siglo”. También muestran su preocupación porque, según constatan recientes estudios, todo apunta a que los niveles de emisión subirán al menos un 13% durante la próxima década.

El problema empieza en cuanto toca pasar de la teoría a la práctica; del diagnóstico a las soluciones. Según recoge este primer borrador de los acuerdos de Glasgow, "urge" que los gobiernos sigan trabajando para "actualizar sus estrategias climáticas con la mejor evidencia científica disponible" para conseguir cero neto de emisiones para 2050. El documento también incluye una breve mención a la necesidad de "acelerar la eliminación progresiva del carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles" aunque, más allá de este guiño, no desarrolla ningún plan o propuesta concreta para conseguirlo. 

Tras una semana y media de negociaciones, tampoco parece que se ha llegado a una conclusión clara sobre cómo se conseguirán los 100.000 millones de dólares anuales que los países más ricos (y contaminantes) del globo prometieron entregar al sur global para hacer frente a la creciente amenaza de la crisis climática. El borrador "urge" a los países desarrollados a cumplir sus compromisos y "anima" a otras entidades a aportar dinero a estos fondos. Lejos de conseguir un acuerdo definitivo, el primer borrador de los pactos de Glasgow pide a las partes que en los próximos años entreguen un plan más detallado y "más claro" sobre cómo pretenden movilizar y repartir estos fondos. Por el momento, todo apunta a que esta meta se conseguirá en 2025; quince años después del lanzamiento del primer acuerdo de solidaridad climática.