Baleares tiene una doble vulnerabilidad frente al cambio climático que amenaza al mundo entero. Por un lado, la insularidad, y por otro, su ubicación en el Mediterráneo, entre el sur de Europa y el norte de África, hacen que esta comunidad se vea especialmente afectada por el calentamiento global. Por este motivo, al ritmo actual de emisiones, la temperatura de las islas podría aumentar entre tres y cinco grados de aquí a final de siglo.

Así lo advierte el Informe Anual 2021-2022 del Comité de Expertos para la Transición Energética y del Cambio Climático en Baleares, que pone de manifiesto la grave y arriesgada situación de esta comunidad autónoma, que pone en peligro tanto a personas como a ecosistemas del archipiélago.

Las temperaturas máximas y mínimas ya han aumentado 0,44 grados y 0,37 por cada década entre los años entre 1975 y 2015. El nivel del mar balear también ha aumentado, de media 1,3 centímetros por década en el siglo XX. En caso de seguir emitiendo los mismos contaminantes, las olas de calor serán más intensas, duraderas y frecuentes. También se espera una reducción de las lluvias de entre un 10% y un 20%, aunque el efecto sobre la disponibilidad del agua se verá agravado por una mayor evotranspiración a causa del aumento de la temperatura.

El presidente del comité de expertos, Pau de Vílchez, ha asegurado durante la presentación de este informe que los ciudadanos y las empresas deben "reducir su demanda energética" para combatir el cambio climático y "afrontar una transición ecológica justa".

Según el profesional, el sector que más energía consume y más emisiones genera en las islas es el transporte, tanto terrestre, como aéreo y marítimo. "Es imprescindible por lo menos apostar por un plan de movilidad terrestre más allá del combustible", ha señalado De Vílchez. De hecho, el sector energía y el de transportes concentran el 80% de gases contaminantes de las islas.

El experto en cambio climático ha avisado de que al ritmo de emisiones que lleva desde 2009 el archipiélago, no se alcanzarán los objetivos fijados ni para el 2030 ni para el 2050, por lo que es necesario "trabajar en estrategias de adaptación" para acelerar la transición energética: "El tiempo para actuar es ahora", ha manifestado.

En la situación actual, la energía renovable generada en las islas solo supera ligeramente el 1,5% del total. Así, con el fin lograr el objetivo fijado para 2030, habría que instalar cada año cerca de 600 megavatios de renovables. Eso sí, cualquier despliegue debería hacerse "de manera ordenada y racional, teniendo el máximo cuidado de los usos del territorio, de los ecosistemas y el patrimonio cultural, y favoreciendo la implicación ciudadana y el autoconsumo", ha explicado.

El dirigente del comité de expertos también ha puesto el acento en las emisiones que produce la importación de alimentos producidos de manera "industrial y agrotóxica", mientras que el territorio balear cuenta con factores que permiten desarrollar una "ganadería sostenible, tanto socialmente como económicamente".