Explorar Mallorca en bicicleta y a pie permite descubrir algunas de las caras más desconocidas de esta tierra. Cualquier estación del año es buena porque el clima cálido siempre acompaña. La isla representa un lugar ideal para los amantes de la bici. Sus condiciones naturales, paisajísticas y su excelente temperatura se unen a una infraestructura y servicios cada vez más preparados para dar respuesta a las necesidades de aquellos que recorren sus caminos y visitan sus pueblos sobre dos ruedas. Existe una extensa red de caminos y carreteras para la práctica de esta actividad con todas las garantías.

Descubrir los encantos naturales de modo diferente

Rutas alternativas

El cicloturismo mueve al año cientos de miles de corredores aficionados que visitan la isla. La temporada que escogen para venir es entre febrero y mayo. Meses donde se concentra el 90% de este turismo, alentado por las excelentes condiciones climatológicas del Mediterráneo. Mallorca en particular cuenta con una extensa red de carreteras de cerca de 1.400 kilómetros. Muchas de ellas son rutas señalizadas para la práctica del cicloturismo. Caminos comarcales, llenos de gran belleza, acercan a los pequeños pueblos del interior, donde confluyen la cultura y la gastronomía más auténticas. Los cicloturistas disponen de una amplia oferta complementaria para reponer fuerzas y descansar.

Descubrir los encantos naturales de modo diferente

Llucmajor es el municipio con mayor número de rutas y kilómetros para practicar el ciclismo amateur, además cuenta con una amplia oferta hotelera adecuada a las necesidades de este colectivo. Además, la capital, Palma, cuenta con un servicio de bicicleta público y una amplia red de carriles bici para aproximarse a sus calles y monumentos de una manera diferente.

Recorridos a pie

Las excursiones a pie permiten efectuar rutas de excepcional belleza. La mayor parte de ellas se encuentran en la Serra de Tramuntana en la zona noroeste de la isla. Tampoco hay que olvidar la Sierra de Llevant con sus playas excepcionales de Artà, el parque natural de Llevant o las playas de Manacor. Todo un mundo de posibilidades.