La lucha de las familias de Colisée

Una serie de quejas sobre la atención a los usuarios de la Residencia Colisée saltó a los medios de comunicación el pasado mes de febrero. Fueron los familiares de los internos quienes aseguraron que se han cometido varias irregularidades en este sentido, debido, principalmente, a la «grave falta de personal» y que el mismo esté lo suficientemente formado. Un problema pitiuso del que estos centros, al parecer, tampoco se libran. Entre otras cuestiones, los familiares criticaron «la ausencia de un adecuado seguimiento de las enfermedades basales o de un protocolo continuado de hidratación», «frecuentes errores en las pautas de medicación», la «falta de fomento de la autonomía motriz de los residentes», exceso de la sujeción física, descoordinación en los tipos de comida, cambios de pañales con poca asiduidad o, ya en verano, la presencia de decenas de gallinas en los jardines.

A mediados de enero, los familiares enviaron al Govern un escrito acompañado de 136 firmas en el que denunciaban deficiencias en la residencia, que en total cuenta con 114 plazas, de las que algo más de la mitad son públicas. Hay 84 concertadas con el Govern balear.

El día 13 de enero el Consell de Eivissa detectó irregularidades en una inspección y en abril dio a conocerse, en un pleno, que ya se había notificado a la empresa que gestiona la residencia la apertura de un expediente de sanción por tres presuntas irregularidades. Esto supone el pago de entre 60.000 y 600.000 euros. En cualquier caso, a mediados de agosto los propios familiares alabaron la actitud del nuevo director de Sa Residència, Toni Bauzá, de quien dijeron que «está comprometido con la llegada de más personal». De hecho, portavoces de las familias de internos explicaron entonces que parecía inminente la llegada de más trabajadores, como una neuropsicóloga o un terapeuta ocupacional.

El 20 de septiembre, el diario digital El Diario.es dio a conocer una denuncia de la Fiscalía de Balears en el Juzgado decano de Eivissa a cuatro trabajadores de Colisée Sa Residència por ejercer de enfermeros sin contar con la titulación necesaria. En octubre, la conselleria de Familias y Asuntos Sociales se comprometió a reunirse periódicamente con la dirección del centro y coordinarse con Salud para velar por que los usuarios reciban una buena atención.

En el año 2019, el Grupo Policlínica vendió este centro a STS Grup Asistencial, que se integró después en la empresa francesa Colisée junto con La Saleta Care.

Las residencias en 2023: protestas en Eivissa e inauguración en Formentera

Las quejas de la situación en las residencias también han venido por parte de trabajadores

Formentera abrió este año su primera residencia para mayores. La primera piedra se colocó en 2019 y, justo cuando la obra civil ya había finalizado, llegó la pandemia. Junto con las dificultades para encontrar trabajadores, el covid lo complicó todo. Finalmente, a finales de febrero acogió a los primeros usuarios.

Al otro lado de es Freus, los comités de empresa de las residencias de Can Raspalls, Sa Serra y Can Blai (dependientes del Govern) convocaron en marzo una concentración para exigir mejoras salariales. Se movilizaron por lo que consideraban un «agravio comparativo» por la subida sólo a dos categorías laborales de las plantillas.

Por otro lado, en abril representantes sindicales del Hospital Residencia Asistida de Cas Serres pidieron al Consell más personal y mejoras en las infraestructuras. La institución señaló que las ratios de personal/usuario en el centro «superan con creces lo establecido en la normativa». Meses después, Can Blai activó el protocolo contra la sarna al detectar a nueve afectados, aunque no es una enfermedad grave.

En octubre, más de medio centenar de personas se concentraron en Vara de Rey para pedir que se garanticen los derechos de los internos, exigiendo más inspecciones y controles en las residencias de mayores.