Anuario Diario de Ibiza 2023

El acceso a la vivienda se convierte en el primer problema social

La imposibilidad de tener un techo es la principal causa de exclusión social y lastra los servicios públicos de las Pitiusas

Unatienda de campaña y una chabola en Sant Jordi. | VICENT MARÍ

Unatienda de campaña y una chabola en Sant Jordi. | VICENT MARÍ

Para unos es un problema de falta de vivienda. Para otros es un problema de acceso a la vivienda, ya que pisos vacíos hay -y no paran de construirse-, pero la gente no puede disponer de ellos. El asunto y sus posibles soluciones se puede enfocar de maneras distintas, pero en lo que absolutamente todo el mundo está de acuerdo es que Ibiza y Formentera tienen en la vivienda un problema gravísimo que lastra su economía, degrada la calidad de los servicios públicos y provoca auténticos dramas personales.

A lo largo de todo 2023, las páginas de este diario han mostrado los efectos de esta crisis habitacionales. Posiblemente, la imagen más icónica de esta crisis social ha sido la del campamento chabolista de Sant Jordi, situado en un solar al lado del IES Algarb, y donde un centenar largo de trabajadores de temporada han dormido durante meses al raso, en tiendas de campaña o en improvisados chamizos construidos con cartones.

El pasado 8 de junio, varios de estos trabajadores acampados en Sant Jordi explicaban su situación y señalaban que no podían permitirse un alquiler, o que la única alternativa era pagar por hacinarse en pisos patera. Una semana más tarde exponían la misma situación un grupo de trabajadores acampados en una promoción a medio construir de apartamentos adosados en Cala de Bou.

Abdelaziz posa en un sector del campamento de Sant Jordi. | DAVID VENTURA

Abdelaziz posa en un sector del campamento de Sant Jordi. | DAVID VENTURA

«Nos vendieron la moto de que aquí uno podía vivir, pero no es así», explicaba Massud, un hombre acampado en Sant Jordi, quien estuvo buscando una habitación pero todas le costaban entre 800 y 900 euros más otro mes de fianza. El objetivo de muchos ellos era regresar a la península al finalizar al temporada o, en el caso de quedarse, buscar un techo para los meses de invierno, cuando bajan los precios.

Sidamet y Omar son dos de los trabajadores que viven en chabolas. | D. VENTURA

Sidamet y Omar son dos de los trabajadores que viven en chabolas. | D. VENTURA

Además de ocupar edificios abandonados, otra opción para estas personas es vivir en furgonetas o autocaravanas. El 9 de junio, Diario de Ibiza publicó un reportaje sobre algunas de las personas que vivían en sus vehículos en un solar en Talamanca. Esta opción es la que han tenido que sufrir también algunos funcionarios públicos destinados a las Pitiusas y cuyos casos saltaron a los medios de comunicación, como es el caso de los guardias civiles en Ibiza o de un maestro de escuela en Formentera.

Ante esta situación, la petición de las administraciones -Consell, ayuntamientos-, sindicatos y patronal para facilitar el acceso a la vivienda han sido continuas. Las asociaciones empresariales han asumido que la única manera de conseguir personal es facilitando la vivienda: «Si no la ofrecemos, incluso las empresas pequeñas lo van a tener difícil para traer personal», aseguró el presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes de Ibiza, Joan Roig, poco antes del inicio de la temporada. Un ejemplo de esta coyuntura lo ejemplifica la cadena hotelera Vibra, que ha reservado 400 camas para dar alojamiento a sus propios trabajadores.

«Si no encuentro casa tendré que dormir en una hamaca en ses Illetes para acabar el curso», explicaba el 18 de marzo Àlex Julià, el docente mallorquín destinado a Formentera y que fue echado del piso donde vivía en alquiler porque se iba a destinar al turismo. Este es un ejemplo claro de los motivos que explican la dificultad para encontrar maestros o para consolidar la plantilla en el Hospital Can Misses. En este caso, el personal sanitario que llega a la isla puede alojarse temporalmente en la Unidad de Media Estancia Polivalente Ca na Majora hasta que no encuentre una vivienda fija. Sus 37 camas están ocupadas.

«Hoy en día, el empleo ya no es un mecanismo suficiente de inclusión social» señaló el pasado 9 de junio el coordinador de Cáritas Diocesana en Ibiza, Gustavo Gómez. Tener un trabajo ya no garantiza vivir con dignidad, y denunciaba que «el precio desorbitado de la vivienda se ha convertido en el primer factor de exclusión social».

Cáritas ha sido muy activa denunciando este drama. Este pasado mes de octubre, coincidiendo con el Día de las Personas sin Hogar, organizó un encuentro en el paseo de Vara de Rey con usuarios del albergue social para eliminar el estigma que pesa sobre estas personas y visibilizar la realidad de que cada vez más hombres y mujeres no pueden permitirse un techo bajo el que vivir: «¿Dónde está la dignidad si te cobran más por una habitación de lo que te pagan en un trabajo?», explicaba uno de ellos.

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