El aceite de palma está en el disparadero desde que esta semana el debate sobre sus efectos en la salud llegase al Congreso y el Parlamento Europeo y de que las principales cadenas de distribución españolas reclamasen a sus proveedores que lo sustituyan o usen el que tenga certificado de sostenibilidad.

El aceite de palma es la grasa más consumida del mundo y está presente en la mayor parte de los productos procesados y envasados que encontramos en tienda y supermercados, a pesar de los estudios que lo consideran perjudicial para la salud cardiovascular.

Concretamente, aparece en las etiquetas de margarinas, patatas fritas, pizzas, galletas, bollería, cremas, salsas, precocinados o aperitivos, entre otros. Además, también se usa en productos cosméticos.

Este ingrediente se extrae de los frutos de la palma africana (Elaeis guineensis) y está compuesto en un gran parte por ácidos grasos saturados, sobre todo palmítico, en menor medida por ácidos grasos monoinsaturado, y en una proporción más baja por ácidos grasos poliinsaturados.

¿Qué riesgos tiene para la salud?

Su uso está permitido internacionalmente, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja limitar su consumo por contener cerca de un 50 de ácidos grasos saturados.

Según Rafael Garcés, investigador del Instituto de la Grasa del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se trata de "una grasa oculta no saludable, ya que sube los niveles de colesterol malo y baja los del bueno".

Además, según ha denunciado ERC en el Congreso de los Diputados, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) asegura que durante el proceso de refinado se somete al aceite de palma a temperaturas cercanas a los 200 grados centígrados lo que "libera sustancias cancerígenas", por lo que un "consumo excesivo y prolongado en el tiempo podría aumentar las posibilidades de contraer cáncer".

En 2016, la revista Nature publicó otro estudio de un equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona por la que se relacionaba el efecto de una dieta rica en grasas sobre la metástasis y, en concreto, la presencia de ácido palmítico aumentaba la presencia metastásica de un 50 a un 100%.

Impacto en el medio ambiente

Además de los efectos sobre la salud, el uso masivo del aceite de palma también ocasiona un impacto en el medio ambiente. En el sureste asiático, de donde procede la mayor parte de la producción, millones de hectáreas de bosque son arrasadas para poder cultivar la planta de la que se extrae, la palma africana.

Por esta razón, el Parlamento Europeo aprobó esta semana una resolución que pide establecer un sistema de certificación único para garantizar que el aceite de palma que entra en la UE se haya producido de forma sostenible.

Posibles alternativas

La industria alimentaria, sin embargo, ha advertido de que sustituir el aceite de palma no siempre es posible, y no existe por el momento una alternativa sin alterar las condiciones del producto. La preocupación de las grandes cadenas por este ingrediente se hace público meses después de que la empresa SuperSano, con una red de doce establecimientos en España, decidiera retirarlo totalmente de sus lineales.

Fuentes del sector de la industria han explicado a Efeagro que el aceite de palma "aporta consistencia, untuosidad, da un toque crujiente... También alarga la vida útil del producto y evita que se deteriore visualmente".

La alternativa puede ser usar otros aceites, aunque quizás a costa del sabor o de precios más altos. Para el consumidor, renunciar a este tipo de productos puede abrir la puerta a una alimentación más sana.

Productos elaborados con aceite de palma

Pero, ¿qué productos están elaborados con aceite de palma? Estos son algunos de ellos:

  • Margarinas.
  • Patatas fritas y aperitivos.
  • Pizzas.
  • Bollería y pastelería industrial.
  • Helados.
  • Cremas.
  • Coberturas.
  • Salsas.
  • Precocinados.
  • Alimentos infantiles, como la leche para niños.
  • Cosméticos.
  • Velas.
  • Productos de limpieza.