Perdonen por volver a sacar la palabra, pero no hay más remedio: crisis. Es el principal agudizante de muchos de nuestros males actuales, nos repiten hasta la saciedad. Muchas veces se utiliza como excusa, pero les aseguro que en cuanto a nuestra profesión se refiere, la crisis es la causante del reciente y alarmante deterioro asistencial de su salud bucodental.

Es responsabilidad de este colegio alertar a los ciudadanos que detrás de precios atractivos y anuncios rimbombantes podrían esconderse mala calidad en la atención, productos inadecuados o que no cumplen las mínimas garantías, y tratamientos a veces innecesarios.

Como pacientes, ustedes tienen también su responsabilidad. Deben saber qué pueden y deben exigir cuando acuden al dentista. Es preciso que conozcan que en Odontología existe el intrusismo profesional. Hay personas que ejercen como dentistas y no lo son.

Exija a quien les atienda su número de colegiado. Es la única forma de asegurarse que el profesional cumple con los requisitos legales, ya que la colegiación del dentista es obligatoria y es el colegio el encargado de velar por la legalidad profesional. No permita que le haga un presupuesto un comercial o un asesor. El presupuesto y el plan de tratamiento lo han de realizar los profesionales de la Odontología. El colegio recomienda solicitar, siempre que pueda haber dudas, una segunda opinión. Es preciso prestar mucha atención a los tratamientos con un precio excesivamente bajo. Los materiales que utilizamos los dentistas son tecnológicamente muy avanzados y específicos, y requieren de una calidad y una durabilidad adecuadas.

Lo que está en juego es la salud de su boca, su salud, pues la salud general de todos empieza por la boca. Nuestra salud no está de oferta. Nuestra boca, tampoco.