"No podemos aspirar a la inmortalidad, pero sí a la posibilidad de que la vida sea un poco mejor para todos". Un grupo de investigadores españoles ha puesto negro sobre blanco, por vez primera, las nueve claves moleculares del envejecimiento de los mamíferos. El catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín es el autor principal de un artículo muy ambicioso publicado ayer en la prestigiosa revista "Cell". Y autor también de la aseveración que encabeza estas líneas.

Además de enumerar y explicar los principales mecanismos biológicos que marcan la evolución de los seres vivos hasta su muerte, los científicos subrayan que entendiendo y combatiendo el envejecimiento se lucha también contra el cáncer y muchas otras enfermedades de gran incidencia, caso del alzhéimer. Asimismo, rebaten mitos, como que los antioxidantes permiten rejuvenecer, y revisan actuaciones que, en cambio, sí pueden ser eficaces. Los investigadores ponen de relieve que incidir sobre uno solo de los nueve indicadores ya posibilita ralentizar el envejecimiento de numerosos órganos y tejidos.

Además de Otín, los autores del artículo son María Blasco y Manuel Serrano, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO); Linda Partridge, del Instituto Max Planck para la Biología del Envejecimiento, y Guido Kroemer, de la Universidad de París Descartes. Sus planteamientos se han inspirado en un trabajo clásico publicado también en "Cell" en el año 2000, "Las claves del cáncer", que marcó un antes y un después en la investigación de esta enfermedad.

Los expertos subrayan que hace tres décadas se descubrió en gusanos que vivir el doble de tiempo, y sano, depende en algunas especies de unos pocos genes. Desde entonces, el estudio del envejecimiento ha proporcionado muchos resultados, pero también confusiones y tópicos. La revisión que ahora publica "Cell" busca ordenar el campo y "servir de marco a los futuros trabajos", precisa el catedrático ovetense. A juicio de Otín, "había llegado el momento de presentar de manera organizada y comprensible las claves moleculares de un proceso todavía muy incomprendido, pese a los miles de artículos científicos publicados cada año sobre él". María Blasco precisa: "Era notorio que había más teorías que evidencias experimentales". Y añade: "Esta revisión no habla de teorías, sino de evidencias moleculares y genéticas".

La repercusión mundial de este trabajo es incuestionable. Baste decir que el envejecimiento es el resultado de la acumulación de daño en el ADN a lo largo de la vida, y ese proceso es también lo que origina el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas.

"Identificar los marcadores moleculares del envejecimiento ayuda a encontrar la causa de otras enfermedades, como el cáncer. Esto es muy relevante", enfatiza Blasco. En el artículo se afirma que "el cáncer y el envejecimiento pueden compartir un origen común", y se explica que pueden ser considerados "dos manifestaciones diferentes del mismo proceso subyacente".

Manuel Serrano alerta contra las "frivolidades" con las que, a menudo, se aborda la investigación del envejecimiento: "No se trata de no tener arrugas ni de vivir 100 años a cualquier coste, sino de prolongar la vida sin enfermedad". En "Cell", los investigadores explicitan que su objetivo último consiste en contribuir a "identificar dianas farmacológicas que mejoren la salud humana durante el envejecimiento".