Además de mito erótico que puso las pantallas europeas al rojo vivo, Brigitte Bardot, que hoy cumple 80 años, fue profesora de francés del cantante Víctor Manuel. ¿Que no se lo creen? Lean, lean esta estrofa de "Adónde irán los besos", una de sus canciones más emocionantes: "Todo el francés que supe y que sabré nunca fue culpa de ella, la llamaban B.B. y yo la vi en 'Babette se fue a la guerra'".

B.B. Las iniciales más famosas de la historia con permiso de J.F.K. La muchacha de pelo llameante que incendió el cine europeo antes de retirarse a los 38 años para que, como hiciera Greta Garbo, la cámara no fuera testigo del paso del tiempo. La mujer que cambió la interpretación por la lucha por los derechos de los animales y que radicalizó su posición política para colocarse en la ultraderecha. Y por si quedara alguna duda, esta misma semana no ha dudado en mostrar desde su mansión "La Madrague", de Saint-Tropez, su admiración por Marine Le Pen, líder de la extrema derecha francesa: Es "la única mujer que tiene un par de cojones". Es más, para ella es "la Juana de Arco del siglo XXI".

Bardot reinó como "sex symbol" europeo en los años cincuenta y sesenta. Nacida en París, con sólo 18 años ya debutó en el cine. Quién sabe qué hubiera sido de ella de no haberse cruzado en su vida el productor y director Roger Vadim, más conocido por su labor como cazatalentos femeninos (Jane Fonda le debe mucho, también se casó con ella) que por su labor tras las cámaras, tirando a mediocre. En 1956, "Y Dios... creó a la mujer" la llevó al trono cinematográfico, con escenas que pasaron a ser todo un símbolo del erotismo en la gran pantalla. "Es la primera película en la que fui yo misma", confesó. Fue tal el impacto de su irrupción en el cine que Hollywood se fijó en ella e intentó reclutarla para la causa, pero no cuajó. No fue la suya una carrera memorable, a pesar de haber rodado nada menos que 48 títulos, pero tal era su fama y su condición de icono popular que cineastas tan poco dados a las concesiones comerciales como Jean-Luc Godard y Louis Malle quisieron contar con ella para 'El desprecio' y 'Viva María'. En 1968 rodó en España un "western", 'Shalako', nada menos que con Sean Connery, aunque las malas lenguas aseguraron que con quien hizo buenas migas fue con el jovencísimo actor español Julián Mateos, que pasó de ella olímpicamente según algunos cronistas del tinglado rosa.

La propia Bardot nunca tuvo reparos en hablar de su vida sentimental y, de hecho, en sus memorias no dudó en trasquilar a Alain Delon: "Alain es hermoso, sin duda, pero también lo es mi cómoda Luis XVI". El matrimonio con Vadim duró hasta 1956, pero ella demostró saber defenderse muy bien sin la protección de su descubridor. Después se casó otras tres veces: Jacques Charrier (1959-1962), Gunter Sachs (1966-1969) y Bernard d'Ormale, su actual marido y familiar de los Le Pen. Le adjudicaron innumerables amantes. "No vivo más que de eso", admitió en cierta ocasión, "he querido morir varias veces porque me habían dejado. Era de alguna forma mi oxígeno. Necesito vivir bajo alto voltaje amoroso".

En 1974 lo dejó todo, incluida la música, y concentró sus energías en una fundación para la protección de los animales en peligro, con especial dedicación a las focas. Enemiga declarada de la fiesta taurina, B.B. levantó no poca polvareda con sus críticas a los homosexuales, a la inmigración y la pujanza del Islam en Francia. Aunque parezca mentira, Bardot nunca se vio guapa, y quizás eso explique también su prematuro abandono del estrellato: "De pequeña yo no era guapa. Usaba gafas y tenía estos dientes grandes", afirma ahora. Hace dos años dijo: "Hoy, a mi edad, ya me da igual. Ya no quiero seducir. Ni a nadie, ni a nada".

"No sé si soy feliz. No soy infeliz. Estoy serena y me gusta estar sola", concluye a la hora de hacer balance la mujer que hace ya muchos años enseñó a Víctor Manuel "el francés que supe y que sabré nunca". Se llamaba B.B. y cumple 80 otoños.