Muchos españoles reconocen tener problemas para dormir, algo que inevitablemente afecta al rendimiento en el día a día. Aunque para remediarlo intentemos llevar a la práctica recomendaciones saludables como cenar ligero o hacer ejercicio antes de ir a dormir, solemos pasar por alto un factor importante que afecta a la calidad del sueño: lo que tenemos en el dormitorio.

Los aparatos electrónicos, los colchones desgastados o la ropa de cama sucia es lo primero que solemos echar de la habitación para mejorar el sueño. Pero, ¿Qué pasa con la ropa húmeda?

Tender la ropa dentro de la casa es algo más habitual de lo que pueda parecer. Sin embargo, esta práctica puede convertirse en un riesgo para la salud, especialmente cuando te tiende dentro del dormitorio.

Al secarse, la humedad que había en la ropa se acumula en el ambiente, facilitando la aparición de moho y hongos. Puede que no parezca algo dramático ya que muchas veces las señales de esos hongos no se ven a simple vista pero se extienden rápidamente.

Además, un aumento de la humedad puede suponer un problema para personas que padecen asma o que tienen un sistema inmunitario débil.