La observación directa de nuestro cielo depara muchas sorpresas. Aparte de los objetos más conocidos, como el Sol, la Luna, estrellas y algunos planetas, todos hemos oído hablar de las lluvias de estrellas fugaces que cruzan el firmamento durante breves segundos. En Ibiza y Formentera las estrellas fugaces son conocidas como estels amb coa o de coa, según recoge el libro ´Estels d´Ibiza´ de la Agrupació Astronòmica d´Ibiza (AAE). La más conocida lluvia de estrellas es la de las Perseidas, en agosto, también conocidas como ´lágrimas de San Lorenzo´. Pero hay otras lluvias, como las Líridas, que tienen lugar este mes de abril.

Las lluvias de estrellas fugaces se producen cuando la Tierra atraviesa cada año restos de partículas de polvo que han dejado en el vacío diferentes cometas mientras circulan por el Sistema Solar. Esas partículos, al caer en nuestra atmósfera, se incendian y brillan. Eso son las estrellas fugaces.

Los cometas son objetos constituidos por una mezcla de hielo y rocas. El hielo está formado por agua y por sustancias volátiles como monóxido de carbono, dióxido de carbono, metano y amoniaco. A medida que se derriten por su aproximación al Sol, los cometas van dejando tras de sí partículas sólidas y gaseosas. Los vapores son lanzados al espacio y arrastran fragmentos sólidos que quedan vagando por el espacio. Este chorro de gas y polvo forma la cola del cometa. En realidad, los cometas tienen dos colas: una de gas y otra de polvo.

La Tierra, en su movimiento orbital alrededor del Sol, se cruza con estos restos, los cuales se convierten en estrellas fugaces o meteoritos, que son del tamaño de un grano de arroz. Al entrar en nuestra atmósfera a una velocidad de 170.000 km/h, el roce con el aire calienta la partícula hasta desintegrarla, emitiendo ese destello luminoso tan característico. Los meteoros emiten luz a partir de los 100 kilómetros de altura de la superficie terrestre y desaparecen de la vista a los 60 kilómetros.

Cada lluevia de estrellas corresponde, por tanto, a un cometa diferente. Las líridas son pedazos o meteoroides originados por el cometa C/1861 G1 Thatcher y se han observado desde hace más de 2.000 años. El Thatcher tarda unos 415 años en dar un vuelta alrededor del Sol. El cometa fue descubierto por A. E. Thatcher en 1861.

Las noches de abril suelen ser húmedas en Ibiza, por lo que es recomendable ir con ropa de abrigo o un saco de dormir así como alguna bebida caliente y adoptar una postura reclinada para observar la lluvia de estrellas. Para observar las Líridas u otras lluvias de estrellas hay que buscar un sitio de la isla con poca iluminación. No hay que usar ningún instrumento óptico, pues es un espectáculo que sólo se aprecia bien a simple vista.

Ahora bien, no hay que esperar unos fuegos artificiales en el cielo, ya que la media prevista es de 18 estrellas fugaces o meteoros por hora, frente a las 100 estrellas fugaces de las Perseidas. Se trata de mantener la vista mirando hacia un punto del cielo y esperar. Debemos encontrar el radiante, que es el punto del cielo de donde parecen surgir las estrellas, en este caso la constelación de Lira.

La sola observación de un cielo estrellado y silencioso ya es un grato placer, si las nubes no lo impiden. El pico teórico de máxima actividad se producirá entre las 18 y 22 horas del día 22, pero las jornadas anteriores y posteriores son también adecudas. La Luna tendrá entonces poca luminosidad y ayudará a la observación de las estrellas fugaces.