Alberto Rodrigo animó ayer a las personas del colectivo Lgtbi a «salir del armario» en sus trabajos durante la charla-coloquio que ofreció por la tarde en el Espai Districte Hipérbole. El conocido gay coaching, uno de los invitados destacados de la cuarta edición del Ibiza Gay Pride, aseguró que ocultar la orientación sexual en el entorno laboral «acaba perjudicando a la productividad de la empresa». «Para que un negocio funcione bien sus trabajadores se tienen que sentir integrados, sin sentimiento de inferioridad o de ser rechazados por su orientación sexual», explicó.

Rodrigo comparte la creencia de que se debe separar lo personal de lo profesional pero considera que «eso no debe ser una excusa para que una persona del colectivo Lgtbi tenga que ocultar su condición». «Pasamos muchas horas en el trabajo, un entorno en el que es importante poder ser uno mismo», reiteró.

Además de concienciar a los trabajadores del colectivo Lgtbi de los beneficios que reporta dar el paso de salir del armario en su entorno laboral, el coach para hablarles de «la importancia de la diversidad tanto de orientación sexual como funcional en sus negocios». «Si una empresa es capaz de acoger y entender a sus trabajadores, eso redunda en su beneficio», insistió.

Poesía para el alma

Poesía para el alma

Tras la charla 'Empresas sin armarios: Hazte visible en el trabajo', Rodrigo presentó su libro de poesía 'Las cosas que nunca te dije. (Poemas para el alma)'. Como él mismo reconoció, se trata de una obra muy intimista en la que protagoniza «un desnudo integral del alma» hablando de todo aquello que no se atrevió a decir a su entorno cercano, como su padre, sus amigos o su pareja. La idea de este poemario la resumió en una de sus frases: «El cuerpo grita cuando el alma calla».

Alberto Rodrigo ya visitó el Ibiza Gay Pride en la primera edición del festival, en 2015, para presentar el libro 'Mucho más que dos', que escribió con Marian Frías.

Un 'coach' polifacético

Un 'coach' polifacético

Alberto Rodrigo ejerció profesiones muy dispares antes de centrarse en su labor de coach. Ha sido consultor, músico y compositor, entre otras muchas cosas. Durante doce años trabajó para una fundación que se dedicaba a ayudar a las personas sin techo en Londres. En aquellos tiempos, recuerda, viajó a Eivissa como voluntario para limpiar de basura el parque natural de ses Salines.

Con su profesión actual comenzó aproximadamente hace seis años. Su trabajo como coach de vida consiste, explica, en «acompañar a personas en procesos de cambio». Para ello es importante, no sólo formarse, sino también «tener vocación por la gente». «Hay que saber empatizar, escuchar, ponerse en el lugar del otro», destaca.

Alberto Rodrigo se ha especializado en el coaching ya que, como gay, conoce desde dentro todos los problemas y bloqueos a los que se tienen que enfrentar las personas no heterosexuales. Cita entre ellos la falta del autoestima, el miedo al rechazo, o la homofobia interiorizada que, afirma, «es el primer obstáculo que tiene que salvar un gay o una lesbiana para aceptarse a sí mismos».

Aunque admite que hay «muchos paralelismos entre el coach de vida y el psicólogo», subraya que son figuras diferentes y compatibles. «Un coach lo que hace es motivar, retar, ayudar a sacar el máximo potencial y despertar la conciencia de la persona», aclara. Para conseguir esos objetivos el coach de vida «tiene que generar un clima de confianza y, a partir de ahí, realizar una serie de preguntas abiertas para que el cliente se escuche a sí mismo y obtenga sus propias respuestas». Este proceso de acompañamiento no se suele alargar más de cuatro meses.