«Parece que nuestras impresiones eran ciertas y que [la presencia de insectos en los quirófanos] es un problema estructural, y por eso nos ratificamos en nuestra opinión: vendieron su alma al diablo cuando decidieron hacer un hospital nuevo en lugar de ampliar el viejo, fue un craso error y ahora lo estamos pagando», resumió ayer el delegado en las Pitiusas del Sindicato Médico de Balears (Simebal), Carlos Rodríguez.

La indignación por el cierre de quirófanos por la presencia de moscas es generalizada entre los profesionales del sector y sus representantes sindicales.

Desde varios sindicatos criticaron ayer «la mala calidad de la construcción del nuevo hospital», que se hizo a través de una concesionaria, la misma que en la actualidad gestiona algunos de los servicios del centro. «Los que mejor conocen lo mal que está hecho el nuevo hospital son los trabajadores de mantenimiento, que lo ven día a día», advirtieron desde los sindicatos. La calidad de los materiales en el nuevo edificio es muy inferior a los del antiguo, y eso se paga, subrayaron.

Cuando se decidió que el viejo hospital se había quedado pequeño, había dos opciones, manifestó el delegado de Simebal: ampliarlo o hacer uno nuevo. «Optaron por esto último y, como era tan caro, hablaron con una empresa que se encargó de la construcción a cambio de una serie de externalizaciones, y lo vamos a estar pagando durante 30 años: eso es vender su alma al diablo», insistió Rodríguez. «¿Cómo es posible que un falso techo de la zona de quirófanos tenga estas lesiones o alteraciones estructurales?», se preguntó. «Esto es algo que puede alargarse mucho», lamentó el representante de los médicos.

Por su parte, la secretaria de organización de CCOO en Ibiza y Formentera, Consuelo López, dijo que esta situación es «una vergüenza». «Esto es lo que ocurre cuando un servicio como la sanidad pública pasa a manos privadas, estas son las consecuencias, cuando no son moscas en los quirófanos son trabajadores en condiciones precarias», indicó López. «La gente que trabaja allí ya nos ha advertido: el hospital es como un ciudad sin ley, los convenios que se aplican a los trabajadores están por debajo de los del sector, no se respetan los derechos, es un desastre», advirtió la secretaria de organización de CCOO en Ibiza y Formentera.

Rosa Planells, delegada del Sindicato de Técnicos Auxiliares de Enfermería (SAE), consideró que la situación de los quirófanos es «insostenible». «No puede ser que en tan poco tiempo se hayan tenido que cerrar tres veces», apuntó. «Nosotros hemos pedido que esto se solucione lo más rápido posible, porque los que sufren son los enfermos que estaban esperando sus operaciones», subrayó.

Planells piensa que el problema puede tardar al menos dos semanas en solucionarse. «Que ocurra algo así en un hospital que tan sólo tiene tres años es una vergüenza», añadió.

«También hemos pedido que se refuercen las plantillas de los hospitales de Mallorca, Son Llàtzer y Son Espases, para poder atender a los pacientes ibicencos, porque sabemos que allí también tienen problemas de personal», informó la delegada del SAE, que destacó, además, la gravedad de que el cierre de los quirófanos se produzca en temporada.

«Desprestigio»

«Desprestigio»

A juicio de Pedro Campillo, delegado de UGT en el área de Sanidad, «lo que está ocurriendo ya pasa de castaño oscuro». «Ibiza no se merece salir en las noticias a nivel nacional por el tema de las moscas, porque aquí hay un nivel de asistencia excelente en cuanto a cuidados y profesionalidad, y que tengamos que ser noticia de forma reiterada por esto es motivo de burla, es algo que nos desprestigia y causa indignación, por que es la tercera vez», criticó.

Pedro Campillo se preguntó también «quién firmó los informes de que todo estaba en perfecto orden, porque algún responsable tiene que haber». «Por suerte, los controles funcionan a la perfección y se paralizan las intervenciones», explicó.

En cuanto a las responsabilidades por el mal sellado de los quirófanos, desde el Ib-Salut recordaron ayer que el año pasado el Área de Salud de Ibiza y Formentera multó con 210.000 euros a la empresa concesionaria, una sanción que se prevé que este año sea mucho mayor, debido al número de días en los que el bloque quirúrgico estará cerrado.