El Puig des Jondal y su extremo, sa Punta des Jondal, forman parte del Parque Natural de ses Salines, aunque a menudo se ignore que el territorio protegido por tal figura llega tan lejos. De hecho, es su límite más occidental. Y si su condición de espacio protegido resulta ser un dato con frecuencia olvidado, también lo es que en ese lugar se conservan aún restos de uno de los pocos yacimientos prehistóricos descubiertos en Ibiza y Formentera.

El elemento mejor conservado es un muro defensivo del que quedan menos de 300 metros de perímetro y que extiende una línea de piedras paralela a la costa, al corte del acantilado, a unos 30 metros de altura. Fue descubierto en los años 80. Junto a él, hay vestigios de estructuras ovaladas cuya función se desconoce y en la zona se recogió diverso material, restos de cerámica que fueron datados en la Edad del Bronce, en el Bronce Antiguo (2.250-1900 años antes de Cristo), una era de la historia pitiusa muy poco conocida y de la que el monumento megalítico de ca na Costa, en Formentera, sigue siendo la principal evidencia. También se hallaron en es Jondal algunos fragmentos de ánfora fenicia de los siglos VII-VI a.C. que se han relacionado con el asentamiento de sa Caleta.

El aspecto del muro es claramente, dada su situación, el de una fortificación, una línea defensiva en un promontorio desde el que tener un amplio control visual del horizonte, del mar, desde donde podría llegar el enemigo.

Sucesión estatigráfica

Sucesión estatigráficaSa Punta des Jondal es como una lanza que se vuelve afilada y pequeña según se adentra hacia el mar, dejando en su lado oeste un erosionado y vertical acantilado y, al este, un descenso más suave de pinos y sabinas que se vuelve agreste al avanzar. En el extremo final, la punta se aplana y acaba en algunos escollos. «Esta es una zona privilegiada para admirar la sucesión estratigráfica del Jurásico inferior y del Cretácico inferior, es decir, de los materiales que se sedimentaron 150 y 70 millones de años atrás».

Así puede leerse en el libro ‘Eivissa y Formentera: Camins i pedres’, de Xisco Roig y Roger Mata, en referencia al acantilado que cierra al sur la playa de Cala Jondal, una bahía de grandes cantos rodados formados con los siglos a partir de las rocas que de la escarpadura fueron cayendo. Desde el inicio del acantilado, pocos metros antes del ángulo que forman playa, montaña y mar, da comienzo la Punta des Jondal y se hace visible el encuentro entre el Cretácico, con capas de color ocre y gris, y el Jurásico, que se extiende hasta el extremo del cabo. Prácticamente toda la punta es material del Jurásico inferior, de calcáreas grises más resistente a la erosión.

Y, casi al final del descenso, que no es un camino fácil, la erosión ha abierto una brecha de unos dos metros, es Forat de sa Punta des Jondal, que, desde los lugares en los que puede divisarse, como es Torrent o los estanques de ses Salines, dan a la lanza el aspecto de una rústica y gran aguja que pueda enhebrarse con una gran soga.