La restauración ibicenca fue reconocida ayer, por primera vez, con una edición específica para la isla de los premios de la Asociación de Periodistas y Escritores Gastronómicos de Balears, después de haberse llevado a cabo, anualmente, desde 2012 en Mallorca y desde 2014 en Menorca. Incluso una de las premiadas, Alba Pau, no tuvo reparos en exclamar «¡ya era hora!» en el momento de recoger su distinción, a la vez que recordaba que este desembarco se produjo «después de cuatro años en Menorca».

De hecho, cuando el actual presidente de la asociación, el menorquín Bep Al·lès, ingresó en la entidad, presentó sus quejas «porque se denominaban premios de Balears y sólo se daban en Mallorca». Tras su empeño, consiguió que se extendieran a su isla natal, pero todavía quedaban fuera las Pitiusas.

«Tal vez por este sentimiento de isla menor al ser menorquín, desde hace dos años empecé a pensar que debía haber unos premios gastronómicos también para aquí». Tras conseguir esta cita, ahora confía en contar el año que viene también con una edición propia para la restauración de Formentera y abarcar así el conjunto de Balears.

Seis distinciones

Seis distinciones

La sala de Es Polvorí de la Fundación Baleària, en el baluarte de Santa Llúcia, acogió esta primera ceremonia, que incluyó seis apartados entre sus distinciones a la restauración ibicenca durante 2017. Alba Pau y sus hijos recibieron el premio a la trayectoria profesional por la labor de tres generaciones de su familia al frente de Can Pau. Este restaurante de cocina catalana nació en 1973 y se da la casualidad de que, anteriormente, había sido la casa del juez de paz de Santa Gertrudis, home de pau, coincidiendo con el linaje familiar.

Otro restaurante histórico, Ca n'Alfredo, ha sido elegido el mejor restaurante de cocina local por los miembros de la asociación, destacando su apuesta por «la calidad de la materia prima local» y su «simbiosis perfecta entre el pasado y el presente, que desarrolla la genuina cocina autóctona». El reconocimiento de méritos también destaca a su responsable, Joan Riera, como «un personaje irrepetible en la restauración balear», tras recoger el testigo de su padre al frente del restaurante, fundado en 1941 por Alfred Hanauer, un judío huido de la Alemania nazi.

Propuestas de modernidad

Propuestas de modernidad

Pau Barba fue distinguido como chef del año por su labor al frente de los fogones de Can Domo, el agroturismo que fundó con su mujer tras ser jefe de cocina del Lío. Otro reputado cocinero catalán, David Reartes, ha visto premiada su propuesta de taberna modernizada y de alta calidad en Re.Art en su primer año de existencia. Reartes recibió el premio a restaurante revelación de 2017 junto a su socio Joan Planells.

Otro de los establecimientos que más ha revolucionado la restauración local en los últimos años, Sa Brisa, ha sido el merecedor del premio a mejor bar/gastrobar, que recogido por sus propietarios, Pere Vendrell y Esther Bonet, junto al chef «y cómplice perfecto», Gonzalo Aragüez.

Además de los restaurantes, los premios gastronómicos también han valorado la promoción del producto local con su premio concedido a Sal de Ibiza, la empresa fundada en 2002 por Daniel Witte, que fue recogido por uno de sus responsables, Miguel Pérez.