Las obras para instalar contenedores soterrados de basura en la avenida de España han sacado a la luz restos que abarcan desde el siglo V antes de Cristo hasta el V después de Cristo. Ha bastado con excavar a más de metro y medio bajo tierra en la principal arteria de la ciudad para que aflorase material correspondiente a un amplio espectro de la historia antigua de la isla, un millar de años, desde la época púnica hasta la musulmana, pasando por la romana.

Sólo en el caso de una de las obras, la ejecutada junto al Conservatorio, la instalación de un contenedor enterrado deberá esperar al menos un mes. Es el tiempo que se tardará en concluir la excavación arqueológica emprendida allí (alrededor de una semana más) y en redactar un informe arqueológico (unas tres semanas) que, desde el Consistorio de Ibiza, será remitido al Consell, donde una comisión técnica determinará qué se hace con los restos encontrados. Hay dos opciones: la primera, respetar y mantener el hallazgo, tapar el enorme agujero y colocar el contenedor en otro sitio; la segunda, documentarlo, extraer las partes fundamentales e instalar, sin más, el basurero.

Lo que se ha encontrado en esa zona, justo debajo del asfalto por donde a diario circulan cientos de coches, tiene «un valor histórico importante», según Rosa Gurrea, técnica de Patrimonio del Ayuntamiento de Ibiza. Se trata de una estructura compuesta por «muros laterales», dispuestos en perpendicular al trazado de la calle. Posiblemente es una vivienda, «una villa periurbana» que aún han de datar pero que Gurrea considera que podría ser «tardo-púnica o de la primera época romana». La arqueóloga indicó que hasta que no estudien la abundante cerámica aparecida en el contexto excavado «no se podrá afinar» en la datación. En ese mismo enclave de la avenida de España han localizado una tumba «alterada» romana, de la que sólo queda una tercera parte, la de los pies. Por su orientación, Gurrea estima que se remonta a los siglos IV o V.

Un cadáver con sudario

Pep Tur, edil de Patrimonio de Ibiza, considera que las características de los restos del yacimiento ubicado al inicio de la avenida de España, frente al paseo Vara de Rey, no impedirán proseguir con las obras tal como estaban previstas. Allí no hay estructuras como los muros del Conservatorio, sino sendas tumbas islámicas excavadas en la arcilla, a unos dos metros bajo tierra. Una es de un hombre y la otra de un niño de unos 10 años de edad. No fueron encontradas durante las obras desarrolladas hace tres lustros en esa avenida porque entonces no se alcanzó una capa tan profunda.

Gurrea cree que forman parte de la makbara, que se extiende hasta el antiguo edificio de los sindicatos. Cada tumba contenía esqueletos, que yacían de costado y orientados hacia la Meca. Rosa Gurrea cree que es un enterramiento excepcional, posiblemente del siglo X (cuando Yabisa fue conquistada junto al resto de Islas Orientales, las Balears) por «su profundidad anómala» y por disponer de «elementos asociados», como la pequeña fosa que hay a los pies de la tumba del adulto. Ambos detalles no se repiten en las que son del siglo XII, según la arqueóloga.

El adulto había sido enterrado con sudario, tal como se desprende, según Gurrea, de la posición de los huesos de su tórax. La técnica de Patrimonio señala que es una tumba «novedosa» y que podría corresponder «a un personaje importante». Esto último, por dos razones: no cualquiera era sepultado con sudario y, además, no se excavaba tan profundamente para todos los difuntos, pues era un trabajo extra. En ese mismo espacio hay varios pequeños depósitos con restos de alfarería, así como una escombrera donde se vertían cenizas y trozos de cerámica procedentes de la industria de la antigua ciudad púnica, que se mezclan con otros romanos.

En las obras del tercer contenedor han encontrado cerámica púnica «para aburrir».