No son dos ni tres. Exactamente 16 caravanas permanecen actualmente estacionadas en ses Variades, en la parte más cercana al mar, después del aparcamiento de coches habilitado por el Ayuntamiento en este solar. Distribuidas en dos o tres grupos, algunas de ellas pueden calificarse en realidad de caravanas-chabola, dado el mal estado que evidencian: desvencijadas, con signos de abandono y de llevar allí varios años seguidos. Otras, más nuevas y cuidadas pero siempre modestas, están ocupadas por personas que, sencillamente, no encuentran casa que alquilar en una isla donde los precios están por las nubes.

David y Alessia viven en una de estas caravanas. Son de Turín (Italia) y llevan viniendo a Ibiza para trabajar en la temporada desde hace cuatro años. «Los alquileres están supercaros. El primer año que vinimos alquilamos un apartamento, pero desde entonces vivimos en la caravana», explica David, que lamenta «los pocos lugares que hay en Ibiza para las caravanas». «No hay sitios donde descargar las aguas sucias, si quieres hacerlo has de ir a un camping y pagar 30 euros por ello, cuando en cualquier sitio de España es un servicio que se presta gratuitamente», afirma David.

Aunque las leyes prohíben el estacionamiento permanente de caravanas en la isla, él y su pareja aseguran que no han tenido problemas de ninguna clase con las autoridades: «Se supone que esto es un terreno privado», alega.

Cuatro personas

Su caravana no es grande, pero en su interior se apiñan cuatro personas, que tienen previsto pasar toda la temporada viviendo aquí mientras trabajan en la industria turística, concretamente como parte del personal de barcos chárter.

Unos pocos metros más allá, ocupan otro vehículo parecido la pareja argentina formada por Paula y Pablo, naturales de Bariloche, en la Patagonia. Llevan ya algunos años en España y este es el primero en el que usan una caravana para residir durante la temporada turística. «Antes vivíamos de alquiler en un piso, pero la verdad es que los precios se han puesto a unos niveles que no pueden pagarse de ningún modo», explica Paula, que acaba de llegar del médico y todavía está terminando de formalizar los trámites necesarios para asentarse en la isla e iniciar la temporada en una empresa turística.

«Pagábamos 1.000 euros al mes por un estudio que no tenía ni 30 metros cuadrados en Sant Rafel, motivo por el cual este año hemos decidido traer la caravana», explicaba a este diario.

Esta mujer coincide con sus vecinos en que para vaciar el vehículo de aguas sucias hay que ir al camping de es Canar, «pero es muy caro». De todos modos, «nuestro vehículo usa un bidón bastante pequeño que, en realidad, se puede vaciar en cualquier lavabo», justifica.

«No molestamos»

Tanto ella como los otros 'caravaneros' que viven en ses Variades destacan que no causan molestias a los vecinos. «La verdad es que a nosotros sí nos molesta el ruido que hacen los chavales del botellón que vienen aquí todos los sábados, pero bueno, es normal, son cosas que tiene la isla», explica Paula, comprensiva.

Al menos tres de los vehículos que están repartidos en varios puntos de la zona están abandonados o aparentan estarlo. Uno incluso tiene el parabrisas frontal totalmente roto. Todo indica que, entre los que ya se quedan aquí para siempre y los que llegarán en próximos veranos, ses Variades puede acabar convirtiéndose en un verdadero pueblo de caravanas.

«No hacemos nada malo»

Otro de los ocupantes de estas casas sobre ruedas es Pablo, natural de Córdoba y realizador de audiovisuales, aunque ahora se gana la vida «buceando» durante la temporada estival en Ibiza. «Llevo ya tres años en la isla y he estado en casas, pero tal y como están las cosas con los alquileres, es realmente imposible», señala.

Como los demás, afirma que su presencia en este paraje no causa ninguna molestia y que peor son «los jóvenes del botellón», aunque también le resta importancia: «No pasa nada».

Todos ellos constatan que nunca han recibido la visita de ningún funcionario del Ayuntamiento o de otra institución para ponerles problemas de ningún tipo. «No hacemos nada malo», afirman invariablemente los entrevistados.

Todas las caravanas de la zona son propiedad de sus usuarios, si bien ya existen empresas especializadas en el alquiler de este tipo de vehículos, con precios que oscilan entre los 110 y los 200 euros por día, sin contar con los complementos que a veces ofrecen las empresas (limpieza, toallas, sillas para niños...).

En veranos anteriores, el Ayuntamiento de Sant Josep tuvo que ordenar la salida de un buen número de caravanas estacionadas ilegalmente en la zona de Platges de Comte.