El mercado náutico en Ibiza sigue sin alcanzar, ni mucho menos, los niveles previos a la crisis económica, cuando una sola empresa podía vender 30 ó 40 barcos al año, mientras que esas mismas náuticas venden ahora 4 ó 5 al año. Así y todo, el sector lleva unos cuantos años aumentando sus ingresos de forma escalonada, aunque discreta, con incrementos del 10% anual, según los cálculos del presidente de la Asociación de Náutica de la patronal pitiusa, Ramón Díaz. Aunque este año ha empezado «algo más flojo que el anterior», los empresarios confían en que, finalmente, mejore en un 5% aproximadamente. Precisamente ayer se inauguró en Santa Eulària la XXVI Feria Náutica, con gran asistencia de público.

El presidente de los empresarios de este sector afirmó que el 88% de todas las embarcaciones que se venden en la isla de Ibiza al cabo del año tienen ocho metros de eslora como máximo, mientras que antes de la crisis abundaban los de 9 a 12 metros.

Una de las causas de la proliferación de barcos pequeños es la elevada suma en concepto de impuestos que se añade al precio de las embarcaciones de más de ocho metros. A partir de esa eslora, al 21% de IVA hay que añadir un 12% de matriculación, de modo que «un tercio del precio del barco son impuestos», explicaron a este diario Ramón Díaz y el también empresario náutico Paco Morente, que reclamaron medidas para terminar con esta situación y dinamizar así las ventas.

Díaz también destacó los elevadísimos precios que alcanzan los amarres en Ibiza. «Un atraque de entre cinco y ocho metros cuesta 5.500 euros el semestre, mientras que ese mismo amarre en la Península cuesta 300 euros», afirmó el presidente de esta patronal.

Decreto de la posidonia

La Asociación de Náutica considera también que el decreto de protección de la posidonia que entrará en vigor en breve «tendrá un impacto» sobre este negocio.

Díaz afirmó que ha perdido un 10% de sus clientes, «que se han ido de Ibiza por las prohibiciones de todo tipo que se están poniendo», y puso como ejemplo las restricciones al fondeo en Formentera. «Se van a Croacia, por ejemplo», afirmó.

Los empresarios alegan que, según un informe que hicieron público recientemente, las embarcaciones recreativas suponen un impacto «despreciable» sobre las praderas de posidonia y minimizaron la intervención de los barcos en la progresiva desaparición de esta especie. A su juicio, los verdaderos culpables son los emisarios submarinos de aguas residuales «que no están depuradas como correspondería» y de desaladora, «que tienen una gran concentración en sal».