Varios ejemplares de carabella portuguesa ( (Physalia physalis, un hidrozoo que no pertenece a la familia de las medusas) han sido localizados en la zona de es Caló de la costa de Formentera. Estos animales tienen una picadura mucho más agresiva que la de las medusas y puede provocar serios problemas en niños y en personas con alguna alergia muy específica u otra enfermedad grave. En ningún caso resulta mortal, según destacan los expertos.

Las carabellas portuguesas fueron vistas en aguas pitiusas por última vez en 2013 y desde hace casi dos semanas se han vuelto habituales tanto en Ibiza como en Formentera. En la playa de es Torrent se divisaron varias y también en Migjorn. Ahora regresan a Formentera, pero en el lado contrario de la costa.

Estos animales no tienen capacidad de movimiento y son arrastradas por el viento, que cazan con esa especie de vela color azulada por la que precisamente recibieron el nombre de carabela portuguesa.

"A mí mismo me han picado y no pasa nada. Duele, eso sí, pero nada más", afirmó hace escasos días a Diario de Ibiza el biólogo marino Manu San Félix, quien señaló que sería necesario tener alguna alergia muy específica u otra enfermedad grave para que una picadura de la carabela portuguesa pudiera tener consecuencias fatales.ra que una picadura de la carabela portuguesa pudiera tener consecuencias fatales.

La proliferación de estos animales de color azulado y vistoso aspecto durante las últimas semanas en Ibiza no es un fenómeno extraño, según el biólogo. «Es una especie que se encuentra en el Mediterráneo, aunque en realidad es bastante cosmopolita, pues se halla también en el Atlántico y en el Pacífico Sur.

Las arrastra el viento

Su aparente multiplicación en los últimos días se debe a que en primavera «es cuando hay plancton», el alimento de estos hidrozoos, debido a que «aflora desde aguas profundas a la superficie».

Las carabelas portuguesas llegan a Ibiza por la sencilla razón de que «el viento las empuja hacia aquí». Su medio de transporte es fundamentalmente ese: el viento, más incluso que las corrientes. De hecho, el aire las impulsa a través de la superficie marina gracias a la estructura que tiene el animal en la parte emergida, a modo de velero.

«Siempre van en grupo, por lo que nunca hay término medio. O se ven muchas o no se ve ninguna», manifestó el biólogo, quien añadió que esta proliferación «puede durar un día o un mes», dependiendo de las condiciones atmosféricas.