Los jóvenes de Ibiza tienen su primera borrachera a los 14,7 años de media, de acuerdo con los datos de la encuesta sobre consumo de drogas de la población escolar de Ibiza, que detalla que la diferencia no es significativa por sexos, ya que en el caso de ellos la edad media es de 14,6 y en el de ellas, 14,8.

«El 88% de los chavales de 12 años no se han emborrachado, lógico. Y a medida que crecen aparecen las borracheras», apunta la directora del Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (Cepca), Belén Alvite.

En concreto, el 44,1% de los chavales que bebe no se ha emborrachado, mientras que el 20,3% lo ha hecho sólo una vez y el 27,6%, ocasionalmente. «Y un 7,9% se emborracha todos los fines de semana», destaca Alvite, en relación a los datos de la encuesta, que evidencia que el 10,8% de los adolescentes de 12 años que beben se han emborrachado una vez.

Casi cuatro días al mes

El 42,3% de los alumnos que se había emborrachado alguna vez indicó que lo había hecho el último mes y en esta cuestión hay mayor prevalencia entre los chicos: el 60,3% de los jóvenes y adolescentes lo había hecho frente al 44,9% de las chicas. De todos ellos, la media de días al mes que se alcoholizan es de 3,5. «3,9 días en el caso de los hombres y 3,2 en el caso de las mujeres», detalla Alvite, quien subraya que en conjunto supone hacerlo «más o menos un día cada fin de semana».

De los jóvenes que se emborrachan con frecuencia, el 52,3% declara que sus padres no tienen conocimiento y lo atribuyen a que esperan a que se les pasen los efectos antes de volver a casa (51,1%), porque dicen que se quedan a dormir en casa de amigos (45,8%), porque disimulan y sus progenitores no lo notan (37,8%) o porque duermen cuando llegan a casa (22,8%).

Un 32,9% afirma que sus padres han sabido alguna vez que se habían emborrachado y un 14,8% resalta que se enteran siempre. Y en estos casos, ¿qué hacen? «La gran mayoría de las familias hace algo que es muy inteligente: esperar al día siguiente para hablar con ellos de las consecuencias», señala Alvite, que tilda de «impecable» esta opción que se da en el 42,4% de los casos. Sin embargo, pone el acento en que hay un 35% que no hace nada: «Algo hay que hacer ante una sobredosis de consumo de una sustancia», sentencia y resalta que el 20% «se enfadan» y ella pregunta: «¿Pero y qué más?».

Respecto a qué les ha pasado al emborracharse, lo más habitual es que los amigos hayan cuidado de ellos porque no se encontraban bien (al 21,3% les ha pasado una vez, al 11% más de una vez y al 1,4% a menudo), que al día siguiente no recordaran lo que habían hecho (18,6%, 11,3% y 2%) e incluso que los amigos les advirtieran de que estaban bebiendo mucho (15,1%, 12,8% y 2,1%). «Los muy a menudo son mínimos, pero ya son un porcentaje de gente», subraya Alvite.

Los jóvenes comentan que han realizado competiciones o juegos para ver quién aguantaba más bebiendo, que han discutido o se han peleado con sus amigos o con sus parejas o con sus padres y que hasta se han visto envueltos en peleas o agresiones.

En coche con amigos bebidos

Además, reconocen que han mantenido conductas de riesgo cuando han bebido. El 10% reconoce que una vez se han montado en un vehículo conducido por un amigo que ha bebido, el 10,3% lo ha hecho más de una vez y el 1,9%, a menudo. Y, aunque son pocos, también los hay que señalan que han cogido el coche después de beber: el 3,4% una vez, el 2,5% más de una vez y el 1% a menudo. De la misma manera, hay jóvenes que han tenido relaciones sexuales sin protección después de emborracharse: el 5,3% una vez, el 5,1% más de una vez y el 1,8% a menudo.

Así, preguntados por cuáles son los efectos que asocian al alcohol, la mayoría le atribuye confusión (88,4%), violencia (76,4%), reducción de precauciones al mantener relaciones sexuales (66,5%) como los tres más importantes, si bien también creen que es fuente de diversión (65,1%) y una ayuda para olvidar los problemas (64,2%) y para desinhibirse (62,2%). Otros de los que comentan son que produce nerviosismo (58,3%) o ansiedad (52,6% ) y que facilita las relaciones sexuales (53,3%).

Con todo ello, el 57,2% de los jóvenes (59,4% en el caso de los chicos y 55,3% en el caso de las chicas) quiere seguir consumiendo alcohol y sólo un 22% desean dejarlo o reducir lo que beben. Además, hay un 1% que reconoce que ha intentado que dejar de beber y no lo ha conseguido.

El 57,7% de los encuestados señala que las charlas que ofrece el Cepca en los institutos han reforzado su decisión de no consumir alcohol. Un 20,9% sostiene que no han influido en nada y que seguirán bebiendo igual, mientras que para un 21% les ha influido en dejar, reducir o cambiar su consumo: el 11,8% sostiene que han hecho que intenten hacer un consumo más responsable; el 8,1%, que lo disminuya, y el 1,5% asegura que gracias a la información facilitada.