Agustín Sales sigue manteniendo que su negocio de alquiler de habitaciones, el conocido como chalé patera, es legal y que seguirá abierto, a pesar de que el Ayuntamiento de Sant Antoni anunciara el jueves que precintaría todos los accesos al edificio el próximo día 30 de abril, además de fijar este día como fecha límite para que los inquilinos abandonen el edificio. «Los inquilinos saben que no va a pasar nada, lo sabemos todos menos el Ayuntamiento», aseguró ayer ante la puerta de su casa.

Sales salió de una de las entradas de su chalé para atender a los medios de comunicación que habían acudido al lugar. Tras explicar que no quería salir ante las cámaras y que esperaría al día 1 de mayo para enviar «una nota de prensa», conversó durante cerca de 20 minutos con los reporteros. En todo momento se presentó como víctima de un «drama que empezó cuando vinieron las televisiones nacionales». «Hace 15 años que alquilo las habitaciones y nunca había pasado nada», apuntó.

El propietario mostró su enfado por su disconformidad por la denominación de su negocio («¿porqué lo llamáis chalé patera?»), en el que admitió que ahora residen 80 inquilinos, del total de 110 plazas que hay disponibles en 50 habitaciones. «Es que son 900 metros cuadrados de casa, caben unos cuantos», justificó ayer.

Sales admitió ayer que la casa se ha ampliado de manera irregular, pero que todas las infracciones han prescrito «salvo el porche», cuyas obras asegura que llevó a cabo en 2015. «Si he hecho el porche mal, que vayan a por él, pero es que van a por toda la casa», manifestó a raíz de la orden de demolición que se está tramitando para el inmueble.

Sin embargo, también defendió estas últimas obras irregulares, donde ha habilitado una cocina y un espacio común cubierto «porque si quito el porche no vive nadie en 200 metros a la redonda». «Aquí vive gente que acaba de trabajar a las tres de la madrugada, cocina, se toma unos whiskies y se divierten un rato sin molestar, porque está insonorizado».

Durante su charla, Sales mantuvo en todo momento que la orden municipal no podrá ejecutarse y que «no va a cambiar nada». «La gente se pelea por venir aquí», apuntó el dueño del edificio, donde también reside con su mujer.

Según explicó, cuenta con habitaciones individuales «de seis metros» y dobles de «entre nueve y diez», pero también «una suite de 32 metros para los privilegiados». «Estoy dado de alta en alquiler de viviendas desde hace mucho tiempo, el problema es que la casa es muy grande». Así, defendió que sus alquileres se encuentran «en la misma situación que una casa de cuatro habitaciones donde se alquilan todas».

Antes de despedirse, Sales invitó a la prensa a esperar su respuesta del día 1 de junio, además de ir a preguntar al Ayuntamiento de Sant Antoni y al Consell, «porque lo están tergiversando todo». También quiso alertar de un hotel, del que dijo desconocer el nombre, «que pone 14 literas en un semisótano para los trabajadores».

Una hora después, Sales volvió a salir a la calle y pidió explicaciones. «Pero es que no quiero que habléis con los inquilinos», insistió, mientras se comprometía a dar novedades «en media hora». Más tarde, sus declaraciones se limitaron a decir que el caso se encuentra «en trámite judicial».