S´Argentera es «un bosque encantado, una mina anómala, absorbida por la naturaleza», un terreno donde hay que ser precavido para no caer en un pozo o en un agujero, donde el subsuelo, como un gruyer, está atravesado por largas galerías a decenas de metros de profundidad. Como las Minas de Moria de los enanos de ´El señor de los anillos´, pero en formato ibicenco. El geólogo Luis Alberto Tostón pisa habitualmente, con cuidado, claro, esa zona desde hace dos décadas, pero ayer regresó acompañado de sus nueve alumnos de Ciencias de la Tierra de 2º de Bachillerato (divididos en tres grupos de tres personas), que están acabando un proyecto sobre las minas de s´Argentera, cercanas a Sant Carles.

Les acompañaba el arqueólogo Marcus Heinrich Hermanns, que además de impartir dos clases magistrales en el aula y aportar bibliografía sobre el tema, ayer explicó sobre el terreno la configuración e historia de esa extensa área, un yacimiento arqueológico que, como de costumbre en esta isla, está dejado de la mano de Dios pese al valor que tiene. Lo que cuesta crear un centro de interpretación en Ibiza.

Dos de los grupos preparan sendos trípticos y el tercero una presentación para turistas sobre ese Bien de Interés Cultural (BIC), en caso, claro, de que estuviera presentable y pudieran acceder a él turistas y residentes que desearan conocer más a fondo el pasado de la isla, que en s´Argentera se remonta a los romanos y, según Hermanns, incluso a los púnicos.

Colmatados de basura

Colmatados de basuraEn ese sentido, las ocho alumnas y el alumno de Tostón están de suerte, pues nadie mejor que Hermanns para explicar cada rincón y agujero de ese paraje: excavó allí 2.400 metros cuadrados entre los años 2014 y 2016. Actualmente redacta lo que descubrió al extraer toneladas de tierra, matorrales... y basura. Pues algunos pozos estaban colmatados no solo con los restos de las antiguas minas, sino también de obras, neumáticos, azulejos, lavadoras... La mina «más importante de Balears», en palabras de Hermanns y Tostón, una joya para los arqueólogos y geólogos, se usa, aun hoy en día, como estercolero. Y eso, además de ser de guarros, «crea un problema medioambiental, pues bajo la zona subyace un acuífero». Con esa agua, precisamente, se lavaba el mineral. Existen, además, canalizaciones que, incluso, atraviesan la carretera.

El arqueólogo enseñó a los estudiantes que todos esos montículos esparcidos por s´Argentera no son producto de la caprichosa naturaleza, sino escombreras, resultado de la extracción de la galena argentífera, de la que los ibicencos (púnicos, romanos, árabes...las han explotado hasta 1982) obtenían o plomo o plata. Sobre ellas han crecido enormes pinos y frondosos matorrales. Hermanns ha solicitado, precisamente, ayuda económica al Consistorio de Santa Eulària para poder retirar la vegetación que tapa los restos arqueológicos, incluso un par de árboles de unos 20 metros de longitud tumbados por el viento. La fragilidad de ese suelo, que parece horadado por millones de topos, no soportó tanto peso.

Para el proyecto del curso, todos tomaron nota del plan que tiene en mente Hermanns: quiere excavar más profundamente, quiere penetrar, a través de tres pozos (uno, quizás sea un respiradero) colmatados (deberá limpiarlos previamente) hasta llegar a «un nivel inferior». Está seguro, por los indicios que hay en la superficie, de que allí abajo, a una decena de metros, discurre una galería en la que, con toda probabilidad, podría encontrar la prueba de que los púnicos llegaron hasta las entrañas de esa montaña. A plena vista, es «una mina de manual», de manera que «debe existir ese nivel inferior», asegura convencido. En el nivel superficial sí que han podido encontrar restos musulmanes.

Las pruebas de isótopos han permitido diferenciar la galena de esa zona de la de Cartagena o Gadir, y saber así que algunos de los hallazgos arqueológicos de Eivissa de época púnica fueron creados con el mineral extraído de s´Argentera.

Suelo inestable

Suelo inestable«De aquí saldréis con la sensación de que las zonas mineras son inestables», les comentó Hermanns después de que el chaval, tras un leve salto, atravesara el suelo con su pierna derecha y la introdujera en un hoyo que ha perdido su relleno hasta quedar sólo una fina capa en su superficie, tan fina que una simple pisada basta para quebrarla.

De los nueve alumnos, ninguno quiere estudiar Geología ni Arqueología. Quieren ser doctoras, enfermeras o licenciarse en Derecho y Criminología. «La Arqueología -indica Hermanns al respecto- es muy parecida a la Criminología, pues te basas en indicios».

«Hemos contactado con profesores del IES Xarc con el objetivo de poder hacer, en un futuro cercano, un estudio conjunto de s´Argentera, y así darle más valor a este BIC», señala Tostón. El proyecto desarrollado por sus alumnos de Ciencias de la Tierra es «muy multidisciplinar, pues toca temas muy variados, tanto científicos como medioambientales, como recursos, impactos y posibles puestas en valor, de cara el futuro, de este lugar tan peculiar y único de Balears».