Cala Bonita, Coco Beach, la Cueva de la Luz... ¿Dónde están estos lugares, que a cualquier ibicenco le suenan totalmente extraños? Están en Ibiza. Son algunos de los nuevos topónimos que las redes sociales, internet y las nuevas tecnologías ayudan a divulgar a una rapidez de vértigo, desplazando a menudo a los topónimos tradicionales.

Google Earth demuestra cómo los nombres de lugares establecidos durante siglos pueden perderse en unos pocos meses, a fuerza de compartir una ubicación que ha sido rebautizada por cualquier turista que pasaba por allí. Al final, incluso los propios residentes ibicencos acaban llamándole con el nuevo nombre.

Es el caso de la Cueva de Luz, que puede encontrarse en Google Earth en Cala d'Aubarca, y que no es otro lugar que el conocido desde tiempos inmemoriales como sa Cova de na Coloms. S'Estanyol, cerca de Cap Martinet, está siendo conocido cada vez por más gente con el nombre de Cala Bonita, que es como denomina un bar allí existente. Cada vez son más las playas y calas que, de cara al menos a los turistas, pierden su nombre auténtico para adoptar el de algún establecimiento situado en su orilla: Bora Bora, Coco Beach o Usuhaia Beach son algunos casos en Platja d'en Bossa, pero también s'Argamassa, en Santa Eulària, va camino de convertirse en Nikki Beach de cara al exterior.

Atlantis ya parece una batalla perdida. Sa Pedrera de Cala d'Hort ya es conocida con su nuevo topónimo incluso por muchos ibicencos. Y Cala Escondida ya está consolidándose para designar una de las caletas de Platges de Comte.

Google ayuda a afianzar estos nombres, si bien es cierto que un simple vistazo a Google Maps demuestra que también incluye numerosos topónimos tradicionales, incluso de rincones bastante concretos de la costa, y además generalmente bien escritos.

No sucede así con el interior, donde casi todos los pueblos están mal grafiados, la mayoría de ellos es castellano (San Mateo, San Lorenzo, Ibiza, Cala San Vicente...) o bien con clamorosas faltas de ortografía. Llama la atención el hecho de que mientras las empresas comerciales aparecen siempre bien escritas, los nombres de los principales núcleos urbanos, donde viven centenares o miles de personas, están mal.

El experto en toponimia pitiusa Enric Ribes, que lleva años estudiando este campo, admite que Google «pone en peligro los topónimos», pero matiza que esto no sería así «si las administraciones ibicencas colaboraran y le pasaran un listado con los topónimos correctamente escritos». «No creo que Google tuviera problema en ponerlos bien si se le pidiera», añadió. De hecho, en Cataluña «toda la toponimia está bien escrita y no es porque Google haya tenido una inspiración divina, sino porque alguien se lo ha dicho».

A su juicio, el problema radica en que ni el Consell ni ninguna otra administración ibicenca «tienen ningún interés en cambiar esto». «Es como el nombre de las calles, Google no tiene ningún problema en cambiarlos», añade Ribes.

El filólogo ibicenco afirma que el mejor ejemplo de esta desidia lo constituye el topónimo de la isla: Eivissa. Oficialmente, este es el nombre de la isla, pero, al parecer, nunca ha sido comunicado al Registro de Entes Territoriales que el Gobierno tiene en Madrid, y donde ha de figurar todo topónimo oficial para evitar confusiones y malos usos. «En Madrid no se han dado por enterados de que el nombre oficial es Eivissa y el Consell no tiene interés en que se den por enterados, porque hay intereses económicos y turísticos», señala. «Ni lo han comunicado ni tienen intención de comunicarlo, aunque es tan fácil como redactar un oficio y enviarlo», añade. Se da la circunstancia de que «toda la toponimia de Balears ha quedado normalizada, menos Eivissa. Seremos el hazmerreír de toda España».

No obstante, el problema no ha empezado con Google: «Las cartas batimétricas, los derroteros de la costa, los mapas del Instituto Cartográfico Nacional... todo está lleno de erratas y nunca se han dignado a decirles que está mal», afirma Enric Ribes.