Con algo más de 2.500 metros cuadrados de superficie y un perímetro de 800 metros, s´Illa d´en Calders es el islote más grande del municipio de Sant Joan. Desde el cielo es como una gran ´L´ recortada en piedra, como la ´L´ mayúscula de un graffiti, en relieve e inclinada, caída hacia el Este. La parte superior de esta letra es también la zona más alta de este islote en pendiente, que alcanza cerca de veinte metros de altura. A los pies del tramo más elevado, una recta entre es Cap Gord de s´Illa y sa Punta de Llevant, al Norte, se extienden montones de rocas caídas del acantilado, desprendidas desordenadamente por la fuerza de los elementos que en tal rincón pitiuso suelen mostrarse en toda su vehemencia.

El frecuente viento, de hecho, explica que la vegetación sea escasa y baja. Los días de tormenta, desde la costa, separada del illot por un freo de unos cinco metros de longitud y menos de uno de profundidad, las olas que golpean los peñascos ofrecen un feroz espectáculo. Los días de mar en calma, por el contrario, se aprecian todos los escollos que rodean la isla y sus contornos revelan mejor los caprichos de la erosión en esta parte de la costa, convertida en islote en época reciente; al menos reciente en términos geológicos. Entre la costa acantilada y el trozo de tierra que ha quedado convertido en islote sobresale una amplia y agujereada plataforma calcomargosa con algunas balsas de agua de tonos verde esmeralda. Es el mismo paisaje lunar, muy desgastado e irregular, que puede observarse en otros lugares del litoral de la zona del norte hacia Portinatx, en la Punta de sa Torre o en Punta Galera, por ejemplo.

Un lugar peligroso para navegar

Además de la Punta de Llevant, s´illot d´en Calders cuenta también, como muchos otros islotes y puntos costeros de las Pitiüses, con su Punta de Ponent, mucho menos elevada que la anterior, mirando a mar abierto. No lejos de ella, a 65 metros de distancia, se ocultan muy cerca de la superficie del agua ses Seques de s´illa d´en Calders, un lugar peligroso para la navegación. Y entre la zona de poniente y la punta cercana a tierra, la terminal de la letra ´L´, se abre una pequeña entrada conocida como es Clot de s´Arena. También tiene s´olla de s´Illa, nombre que se emplea con cierta frecuencia en la toponimia de las islas para hacer referencia a las bahías resguardadas de los islotes (s´olleta des Vedranell o s´olla de Tramuntana de Tagomago son otros dos ejemplos).

A pesar de ser un islote reciente y apenas separado de tierra firme por cinco metros de agua, s´illot d´en Calders, al igual que otra treintena de pequeñas islas pitiusas, atesora su propia subespecie de lagartija (Podarcis pityusensis caldesiana). Al menos así lo consideran los expertos, a pesar de que no debe descartarse que los animales puedan cruzar el estrecho sólo con que un temporal arrastre un par de troncos que queden en él atorados. Y en este mismo capítulo de sus valores faunísticos, hay que añadir que el año pasado el islote, propiedad del Estado, fue incluido en la lista de espacios ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves), junto a la illeta de Cala Salada, Punta Prima (Formentera) y otras ocho áreas naturales de Mallorca.

Por las balsas

Respecto al nombre, y aunque s´illot o s´illa d´en Calders sigue siendo la forma más empleada para escribir este topónimo, ya en los años 90, el experto en toponimia Enric Ribas propuso cambiarlo por illot d´Encalders porque, a su parecer, resulta más lógico concluir que la etimología del nombre hace referencia a las grandes balsas de agua del islote y la plataforma anterior (la palabra latina Caldarium habría tomado el significado de ´balsa en la roca´); la otra opción es considerar que el origen se encuentra en un nombre propio, pero no se ha encontrado Calders ni similar entre apellidos o motes de los pobladores de la isla.