Los vecinos de Jesús lamentan que las obras de la travesía se hayan convertido en «un cuento de nunca acabar» y el presidente de su asociación, Jaume Roig, también destaca que «suena a cachondeo» su último episodio: la orden que ha dado el Consell a la constructora (Vías y Construcciones) para que rehaga la segunda reparación, de hace un mes, de los defectos de construcción de la vía porque está «mal hecha».

El presidente de la asociación de afectados por las obras de la travesía de Jesús, Aitor Díaz, aparte de culpar a la constructora por «hacer las cosas mal», también apunta al Consell de Ibiza sobre la falta de control de los trabajos, más aún tras «los quebraderos de cabeza» que han causado desde que se iniciaron, en noviembre de 2015 y con un plazo de ejecución de sólo cinco meses.

«Me pregunto: «¿Por qué el Consell no ha puesto a alguien [a pie de obra] para controlar que no se hiciera mal otra vez?», cuestiona Díaz en referencia a la última actuación, que apenas duró «dos días», para arreglar los desperfectos surgidos tras la reparación de los blandones del firme efectuada hace un año. «No hay ninguna supervisión y los perjudicados siempre acabamos siendo los mismos. A nivel particular, yo controlo las obras que tengo que hacer porque me cuestan un dinero. En cambio, el Consell no lo hace», insiste.

Desde que se abrió la travesía de Jesús al tráfico, la asociación de afectados ya no tiene actividad. «Con las obras de la segunda fase [entre la calle Gavina y pasado el cruce hacia Cap Martinet en sentido a Cala Llonga], que fueron bastante mejor, la gente se calmó», explica Díaz, que agrega que ahora con las intervenciones para reparar los desperfectos vuelven a estar «en las mismas». «Cuando aparece un socavón la gente se echa a temblar», recalca.

Obras a destiempo

Para Díaz, «sea la culpa del PP o del PSOE», no se tendrían que haber efectuado las obras de la travesía antes del desdoblamiento de la carretera de Santa Eulària y la construcción de la variante de Jesús, con las que se evitará el paso de camiones por el interior del núcleo urbano. «Este vial no está preparado para camiones», indica. El actual equipo de gobierno del Consell sostiene que el PP ya dejó contratadas las obras y que no podía dar marcha atrás.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Vecinos de Jesús, Jaume Roig, apunta que es «difícil de explicar» lo que está sucediendo con la travesía. Roig sostiene que «es un claro ejemplo de lo que no tiene que ser» una obra pública. Para empezar, el representante de los vecinos apunta que la oferta económica escogida debe «ser acorde» con las obras previstas en el proyecto y evitar, con ello, las bajas injustificadas. En este caso, el anterior gobierno del Consell, del PP, adjudicó a Vías y Construcciones S. L. las obras de la travesía por un coste de 1,4 millones de euros, con una rebaja de casi la mitad del presupuesto de salida.

La segunda cuestión esencial, según Roig, que coincide con Díaz, es el seguimiento del desarrollo de las obras para evitar que se ejecuten de forma defectuosa y, por último, «en ningún caso se debe aceptar la entrega de las obras sin haber constatado antes que están bien hechas». El Consell concedió el final de obra en abril del año pasado tras la primer reparación de los desperfectos del vial. Ahora hay un periodo de dos años de garantía, al que se aferra la institución para reclamar a Vías y Construcciones que arregle de una vez los defectos de las obras sin coste alguno para la Administración.

Roig insiste en que «el cuento de nunca acabar» de las obras de la travesía se está haciendo «pesado» para los residentes en Jesús. Pese a que no ha habido reclamaciones judiciales por daños y perjuicios, el presidente de los vecinos indica que estas obras han perjudicado a la actividad comercial. «Basta dar una vuelta para verlo», señala.

Asimismo, el presidente de los vecinos reclama que se instale de nuevo (se retiró con las obras) el panel luminoso conectado con un semáforo para evitar que los vehículos circulen a más de 40 kilómetros por hora por el interior del núcleo urbano. «En el cruce situado al lado del cementerio siempre hay problemas y nos preocupa», advierte Roig.