La Alianza del Agua, a través de su portavoz Rafa Tur, reclamó ayer que la Administración «regenere» el acuífero de sa Serra Grossa, esquilmado y «expoliado» tanto por 50 años de turismo como, especialmente, por la desaladora móvil instalada hace una década en ses Eres. Tur realizó esta reclamación precisamente en ses Eres, donde fue convocada una rueda de prensa por el Consistorio y en la que intervinieron el alcalde, Josep Marí Ribas, el edil de Agua, Ángel Luis Guerrero, y el responsable de Aqualia, Eduardo del Castillo, aunque no se aportó ninguna novedad respecto a la información facilitada hace 11 días sobre el desmantelamiento (que durará tres meses) de esa vetusta infraestructura.

En ese acto (una especie de adhesión inquebrantable a las medidas adoptadas por el Consistorio pero vacío de contenido), Tur, que está al frente de la asociación de propietarios del Rafal Trobat, recordó que el acuífero de la zona está salinizado, e instó a que, una vez sea retirada definitivamente la desaladora móvil (que fue «un absoluto despropósito» y el principal causante de la intrusión marina en los niveles freáticos), se recargue. De hecho, Guerrero calculó que desde que se paró definitivamente (aproximadamente hace año y medio), la potabilizadora dejó de extraer 1,5 millones de toneladas de agua del subsuelo: «Como el agua que Platja d'en Bossa y Sant Jordi consumen durante un año».

Los números dejan claro el «despropósito» que supuso esa infraestructura, instalada en tiempos de José Serra Escandell, del PP: de la totalidad del agua que captaba de un pozo, sólo servía la mitad; la otra era tirada al mar con la salmuera. Y de esa mitad 'válida' (pero salada y que destrozaba electrodomésticos), el 65% se perdía por el camino. Tras las mejoras realizadas por el Consistorio, la red de esa zona ya solo pierde el 20%, según Guerrero.