Antes de 32 años, del horizonte de 2050, Eivissa debería cubrir la demanda eléctrica de la isla sólo con energía solar. «Creo que de aquí a 2050, sin duda. Y bastante antes también», asegura el director general de Energía y Cambio Climático del Govern, Joan Groizard, que sostiene que bastaría con instalar placas fotovoltaicas en el 2% del territorio insular para atender el 100% de la demanda eléctrica.

Pese a que el Gobierno central «no pone mucho interés» en el impulso de las energías renovables, con la imposición del impuesto al sol, Groizard cree que finalmente lo hará, aunque sea «sólo por una cuestión económica», ya que «la producción de electricidad a partir del sol es mucho más barata que la importación de fuel y gas».

Para fomentar el desarrollo de esta tecnología, aparte de la instalación de parques fotovoltaicos privados en la isla, la futura ley balear de Cambio Climático prevé diversas medidas, como la obligación de que los aparcamientos en superficie, tanto públicos como privados, tengan que instalar pérgolas dotadas de placas solares. En Eivissa se han identificado un total de 99 aparcamientos que cumplen estas condiciones y que abarcan una superficie de casi 300.000 metros cuadrados. También se contempla la obligación de que las naves industriales de nueva construcción instalen paneles fotovoltaicos en el tejado. La aplicación de estas medidas será progresiva.

El primer parque fotovoltaico

La conselleria balear de Territorio, Energía y Movilidad ya ha aprobado el primer proyecto de parque fotovoltaico en Eivissa, que, con una extensión de 15.000 metros cuadrados (9.240 paneles) se ubicará en la finca de Can Mariano Lluquí, en Sant Miquel, y que producirá el 10% del consumo eléctrico anual de Sant Joan. Actualmente, se tramita un segundo proyecto en la finca de Bosc d´en Lleó, en Sant Rafel (11.520 paneles en casi 40.000 metros cuadrados de superficie) y que, según Groizard, producirá el 4% del consumo energético de Sant Antoni. «El mayor reto es el decidir dónde se ubican. Si esto lo logramos, sin pelearnos, tendremos vía despejada», dijo.

Hay otras iniciativas que aún no han iniciado su tramitación. Todos estos proyectos dependen , destaca el director general de Energía, de la ayuda comprometida por el Estado para sufragar parte de la inversión inicial con la que garantizar «su rentabilidad» y que, no obstante, se ha dirigido íntegramente a Canarias.

Hay promotores que están a la espera de que se concrete la subvención para «mover ficha», apuntaba Groizard justo antes de que se conociera que el Ministerio de Energía ha decidido enviar la ayuda comprometida sólo a Canarias. La presidenta, Francina Armengol, pedirá explicaciones hoy en Madrid al ministro de Energía y Turismo, Álvaro Nadal.

Groizard explica que cada proyecto es «una aventura» y que, precisamente la falta de la ayuda del Gobierno central (se esperaba que se concretase en el primer trimestre del año), provoca que muchos promotores no tiren adelante sus iniciativas. De hecho, cree que «probablemente» el promotor del parque fotovoltaico autorizado en Sant Miquel esperará, ya que, sin la ayuda del Estado, «no sale a cuenta». «Es difícil encarar un proyecto sin poder concretar al propietario del terreno cuándo se le podrá pagar», explica.

En este sentido, David Gimeno, técnico de la Asociación de Instaladores Empresarios de Balears (Asinem), apunta que este tipo de proyectos requieren de «una inversión inicial muy grande» y recuerda que desde principios de 2017 el Gobierno aún no ha convocado las subvenciones sobre el régimen retributivo para Balears.

Autoconsumo rentable

Aparte, tanto el director general de Energía como el técnico de Asinem aseguran que la instalación de placas solares para autoconsumo «ya es bastante más rentable a día de hoy». «En un periodo de entre ocho y 12 años se amortiza la instalación, que genera energía eléctrica durante el resto de su ida útil. Aunque se tenga que pagar el impuesto al sol, que ha asustado a mucha gente, sale a cuenta», destaca Groizard. «Hay que corregir las informaciones negativas que se vierten desde la aparición del impuesto al sol», apunta Gimeno.