El mensaje que Alicia Morales, ingeniera técnica agraria de la cooperativa agrícola de Sant Antoni, dirigió a los jóvenes no pudo ser más directo y claro: «Arreglad lo que nosotros hemos estropeado». Esta fue la carta de presentación con la que Morales arrancó su charla educativa para los alumnos de quinto y sexto de Primaria de los colegios de Jesús, Can Raspall y Mestral en la jornada de presentación de la campaña ´Ni una gota al mar´ organizada por la Alianza por el Agua de Ibiza y Formentera, con motivo del Día Mundial del Agua, en el centro cultural de Jesús. Rafael Tur, que actuó de maestro de ceremonias, resaltó que ellos, los jóvenes, son «el futuro» y «los protagonistas» en la difícil tarea de revertir el desaguisado que ha provocado en la isla la sobreexplotación durante décadas de los acuíferos.

El técnico Jordi Serra, el primero de los ponentes, exhibió estampas en blanco y negro del extinto NODO (el noticiario del franquismo) en las que se veía cómo el agua corría con fuerza por el caudaloso río de Santa Eulària. De vuelta a la realidad, Serra advirtió a los alumnos de que lo visto es ahora ciencia ficción. «Esta imagen de Ibiza ya no existe. La hemos destruido con una mala gestión del agua», resaltó el también miembro del colectivo SOS H2O, mientras proyectaba a través de la pantalla más muestras de la arqueología hídrica de la isla, como el canal de época romana que conducía el agua desde Sant Rafel hasta Vila y los molinos que ahora sólo sirven de decoración, alguno en medio de una rotonda.

Alicia Morales explicó la evolución en la eficiencia del riego y recordó cómo en el siglo pasado (hasta los años 50 los ibicencos vivían de la agricultura) aquellos que disponían de agua junto a sus casas eran «muy afortunados» ya que se podían dedicar al cultivo de la huerta, que daba «más dinero» que el secano. Como no siempre era posible contar con agua, «la mayoría de los agricultores» sólo podían sembrar grano.

El riego más eficiente

El riego más eficiente

Los laberínticos surcos que inicialmente abrían los agricultores para conducir, por gravedad, el caudal de los pozos hasta los campos de cultivo provocaban la pérdida de la mitad del agua por filtraciones en el terreno. Con los aspersores, la eficiencia del riego aumentó hasta el 65-70%, pero con el riego por goteo se aprovecha el 90% del agua y se puede mejorar aún más con el sistema del encoixinat, que consiste en cubrir la tierra para evitar la evaporación y aumentar, además, la temperatura de las raíces. Este es el sistema que emplean hoy en día los agricultores profesionales de Ibiza, explicó la técnica de la cooperativa de Sant Antoni, que especificó que la tierra no se cubre con plástico, sino con material biodegradable (fécula de patata). «Hay que saber aprovechar la poca agua que hay en la isla», dijo, para invitar acto seguido a todos aquellos que tengan un huerto en su casa a seguir el modelo de los agricultores.

Juan Calvo, coordinador técnico de la Alianza por el Agua, dio un dato para la desesperación: actualmente en Ibiza sólo se reutiliza el 2% del agua que se consume. El resto se vierte al mar, cuando no sólo se podría usar de nuevo para el riego del campo sino también para la recuperación de los esquilmados acuíferos de la isla, muchos de ellos contaminados por cloruros (sal). La fórmula mágica para revertir la preocupante situación hídrica de la isla es «ahorro más eficiencia más reutilización», indicó.

El presidente del Grup d´Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB), Joan Carles Palerm, habló sobre ses Feixes de Talamanca, vestigio de lo que fue la huerta de Vila desde la época musulmana y donde se han contabilizado hasta 146 especies de aves distintas y 14 de ellas crían sólo en este espacio. La urbanización del entorno ha cortado la entrada de agua dulce, lo que provoca que la zona salina gane terreno y, con ello, una reducción de la biodiversidad. Por ello, el presidente del grupo ecologista explicó a los escolares que se podría verter el agua depurada de Vila en este espacio para mejorar sus condiciones ambientales.

Medidas de ahorro en casa

Medidas de ahorro en casa

Al director de Aqualia en Balears, Eduardo del Castillo, le tocó hablar del ciclo del agua en Ibiza y las medidas de ahorro que cada ciudadano puede implantar en su domicilio. Una persona consume algo más de 1.000 litros de agua al año, dijo Del Castillo, que, para sorpresa de los escolares, resaltó que para elaborar dos barras de pan se necesitan «indirectamente» 1.200 litros de agua (incluido el riego del campo de trigo), 10.000 litros para obtener un kilo de carne, 450 litros para un huevo y 3.000 litros para obtener un litro de leche.

Eduardo del Castillo dio más cifras para evidenciar la importancia de tener buenas prácticas en casa: si se cierra el grifo durante la ducha se ahorran 600 vasos de agua (40 por minuto si no se deja que el agua corra durante el cepillado de los dientes) y otros 50 si se utiliza una papelera en vez de lanzar residuos al WC. El goteo de grifos que no cierran de forma hermética puede suponer la pérdida de 130.000 litros al año, agregó.

Julia Ruiz y Nadia Garrido, del colegio de Jesús, aseguraban tras la charla que ellas optan por la ducha, en vez del baño (supone un ahorro de 240 vasos de agua) y que mientras se enjabonan cierran el grifo. Lo mismo hacen Luna Wielemaker y Ainhoa Torres, de la misma escuela, para no malgastar.

El arquitecto paisajista Stefan Meier y Chris Dews de la Casita Verde explicaron sus experiencias sobre la depuración de aguas residuales en viviendas. Meier también se refirió al cloro que se echa en las piscinas para que el agua sea clara como «un veneno» y recordó «la mierda», lo que provocó las risas de los jóvenes, que el emisario de la depuradora vertía en Talamanca, antes de la construcción del nuevo, cuando el ancla de los yates rompía la vieja canalización.