Visto que la Administración miraba para otro lado, el grupo Palladium cogió el toro por los cuernos: si no hay suficientes viviendas en la isla para los trabajadores, las construiremos nosotros, se dijeron hace un par de años. En 2017 sacaron del mercado las 60 que su promotora ofrecía en Can Raspalls, cada una de tres habitaciones, para cederlas a los trabajadores sin hogar de su grupo. Pero además decidieron construir otra promoción ad-hoc en Can Sifre: son 150 viviendas que tienen la particularidad de que poseen un baño en suite No lo hacen por capricho, sino para adaptarse a las exigencias de los empleados más cualificados, según detalla Raúl Benito, responsable de Recursos Humanos: «Esa gente quiere tener un baño privado. Fíjate cómo está cambiando el mercado. El jefe de un departamento, un maître o un chef no quiere compartir su baño. Eso nos está condicionando el diseño de las casas nuevas que estamos construyendo. Ahora, todas tienen baño privado en cada habitación».

En vez de ser pisos individuales, para una sola persona, los han diseñado para tres. La razón es que «el suelo es carísimo y sería irracional hacerlas para un solo inquilino». Aun siendo cualificados y, por tanto, percibir sueldos altos, esos empleados aceptan compartir piso... siempre y cuando su espacio de aseo sea exclusivo para ellos.

El nuevo mercado laboral ibicenco, en el que la mano de obra empieza a escasear peligrosamente, está condicionando incluso la forma y usos de los nuevos inmuebles, hasta el punto de «modificar su diseño original» radicalmente, tanto para alojarlos como para adaptarlos a las exigencias de ese tipo de trabajadores. O les facilitan casa e incluyen esas mejoras, o no vienen a la isla. Así, los dos bloques nuevos tienen «aparcamientos, mejores calidades, insonorización? Es un colectivo que demanda un trato especial. Sin eso es complicado que vengan a Ibiza. Gracias a nuestro pulmón financiero hemos podido acometer estas medidas».

La exigencia de baño privado es tan real que en la promoción Can Raspalls -ya construida y que, por tanto, no pudo ser modificada-, sólo albergan a «dos mandos» en cada vivienda de tres habitaciones, pues únicamente poseen dos aseos.

Otros hoteles o cadenas sin ese «pulmón financiero» están teniendo serias dificultades de alojamiento. Algunos optan por ofrecer las viviendas particulares de sus propietarios con tal de que las plantillas no queden cojas en verano.

«Tocar a la competencia es tóxico»

Palladium sufrió el pasado año una importante sangría de empleados, tentados por los numerosos nuevos hoteles de lujo, un problema que se sumó al de la falta de alojamiento: «Por política de empresa -explica Benito-, jamás tocamos a gente de la competencia, algo que no hacen los demás con nosotros. Cualquier persona a la que queramos contratar debe estar incorporada, de manera voluntaria, a nuestro portal de empleo. Pero me gusta saber que les gustan mis trabajadores porque están bien formados y son mejores». Considera que «tocar a la competencia es tóxico, no es sano para el sector porque se inflaccionan los salarios» y se produce «una burbuja bestial», como la actual, especialmente grave en la restauración y, en particular, en la cocina.

«Se llevaron -reconoce el director de Recursos Humanos de Palladium- gente nuestra, pero a los dos meses, muchos estaban de vuelta. La razón: no es oro todo lo que reluce. Los cinco estrellas que abrieron necesitaban personal. Inflaron salarios y se los llevaron. Todos han vuelto porque lo que se les prometió no era lo pactado».

En vez de «atacar» a la competencia, desde hace cuatro años Palladium acude «a las escuelas de hostelería de la Península» para contratar personal preparado: «Incluso hemos ido a América a captar talento. Hay que salir fuera porque en Ibiza hay carencia de personal», avisa. Para retener al personal, además de la vivienda y de «salarios por encima del convenio», ofrece la guinda de la promoción interna profesional: 2.000 de sus 10.000 trabajadores son promocionados cada año: «Eso, a la gente que viene de escuelas de hostelería les prima casi más que el salario».