Rastrea las orillas de los estanques con el elegante caminar de sus largas patas rojas, picoteando a menudo la superficie del agua a la caza de insectos. De pronto, percibe a un extraño en el territorio y levanta el vuelo con un insistente, chirriante y penetrante chillido. Es su señal de aviso. Y es por ello, por ese sonido, que la cigüeñuela (Himantopus himantopus) es conocida en las islas como avisador, aunque en Eivissa y Formentera es más usada la palabra xerraire. Esta cigüeña en miniatura también recibe otros nombres relacionados con su aspecto, como cames de jonc o camallarga, y su chillido y el graznido del flamenco son los sonidos más característicos, los inconfundibles, del Parque Natural de ses Salines.

La cigüeñuela nidifica en es Cavallet, es Codolar y en s’Estany Pudent, y, desde los años 90, los recuentos de sus poblaciones han arrojado cifras que oscilan entre las sesenta y las cien parejas. La población de esta especie, explica el ornitólogo Oliver Martínez, es muy fluctuante, un factor que también destaca el coordinador de ornitología del GOB (Grup d’Ornitologia Balear), Manolo Suárez, que señala que esta fluctuación dificulta la labor de determinar la importancia real de los cambios que se producen año tras año en las poblaciones, aunque indica que la especie «aparentemente, se mantiene estable» en el conjunto de Balears.

Sin embargo, con la experiencia de observar a estas aves y su evolución en ses Salines durante muchos lustros, Oliver Martínez afirma que, a pesar de las fluctuaciones, la tendencia general de esta especie en la Pitiusas es de un leve descenso de las colonias. Y su principal amenaza, aunque no la única, es la modificación de motas en los estanques salineros, que destruye zonas de nidificación. «La transformación de la zona húmeda en la que estas aves habitan y nidifican es el principal problema al que se enfrentan», aclara el ornitólogo.

De hecho, sostiene la hipótesis de que una mayor presencia de cigüeñuelas en humedales de las islas «con agua permanente» puede deberse al mayor deterioro de otros hábitats de la Península afectados por la escasez de agua debido a la sequía. A lo que puede sumarse la mala gestión de las aguas y la contaminación, factores que SEO/Birdlife destaca en un informe sobre la situación de las áreas españolas incluidas en la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional (Convenio de Ramsar).

En Ibiza y Formentera, concretamente, también hay que tomar en consideración la presencia de perros, gatos y ratas en las áreas acotadas de los estanques. «Posiblemente hay depredación y molestias de estos animales sobre las colonias de cigüeñuelas», afirma Oliver Martínez. Asimismo, la entrada de personas en esas zonas en las que el paso está prohibido pueden suponer un trastorno más para estas aves zanquilargas, principalmente en época de reproducción (desde marzo hasta mayo, aproximadamente).

Una decena todo el invierno

Una decena todo el inviernoLa cigüeñuela común es un ave migradora que, hasta hace pocos años, sólo estaba en la Pitiüses de paso. Llegaba en el mes de marzo y en noviembre ya no se veía ninguna. Todas se marchaban a pasar el invierno al África Subsahariana. Sin embargo, «ahora ya se ven ejemplares que se quedan durante todo el invierno, alrededor de una decena. Esta invernada estable es un fenómeno bastante reciente, detectado en los últimos cinco o seis años». Y, además de en ses Salines, el xerraire también puede verse, ocasionalmente, en alguna playa como la de Talamanca y en ses Feixes, donde no hay constancia de que nidifique.