Los nietos somos los que estamos volviendo al campo» esta frase de Maribel Juan resume la realidad de algunos jóvenes ibicencos. Agricultora a tiempo parcial, esta diseñadora de interiores, veía el campo tan abandonado que tenía ganas de hacer algo por recuperarlo. Así que sin experiencia ni casi tradición familiar se embarcó junto a su amiga Fina Prats, que tenía la finca Can Fontet, en la aventura de cultivar verduras y árboles frutales. Pero el reto no podía ser fácil, así que añadieron la condición de recuperar variedades tradicionales a través de una agricultura ecológica.

Y con el tiempo lo han conseguido. Una de las mayores satisfacciones de Maribel Juan es la recuperación del blat xeixa, una variedad de trigo antiguo del que apenas quedan semillas en la isla. Las últimas cosechas han sido tan buenas que, gracias un pequeño molino, han conseguido una discreta producción de harina. «Esperamos seguir aumentando la cosecha ya que la demanda es alta y tenemos toda producción vendida a través de Ecofeixes, la cooperativa de productos ecológicos», explica Maribel.

Las berenjenas ibicencas, el tomate de colgar, el pimiento blanco o los almendros son otras de las variedades que trabajan Fina y Maribel. Las dos forman parte de una red de agricultores que, con la ayuda del Consell, trabajan en la recuperación de cultivos tradicionales, explica.

Además de la satisfacción de ver crecer sus cultivos, esta agricultora destaca de su trabajo «lo gratificante que es mantener la biodiversidad de la isla, fomentar los productos ecológicos, respetar el medio ambiente y recuperar semillas que estaban casi perdidas». Con ello consiguen algo también no menos importante como que es conservar el sabor de los alimentos. Maribel va más allá y asegura que la idea es que «las tierras vuelvan a estar en manos de los payeses».

Abogado en Barcelona

Abogado en BarcelonaUna misión que parece que se está consiguiendo con ejemplos como el de Toni Tur, un abogado que tras ejercer su profesión en Barcelona, se animó a volver a Ibiza a la finca Cas Secorrat, propiedad de unos familiares. Gracias a la ayuda del Consell este letrado está empeñado en modernizar y mecanizar las tierras casi abandonadas que ha puesto en funcionamiento hace aproximadamente un año.

De momento ha plantado 55 almendros, para lo que ha aprendido técnicas novedosas que respetan el ecosistema y favorecen el crecimiento de los árboles.

Este mismo fin es que el que busca Jordi Serapio, un empresario, que cultiva en sus tierras árboles frutales y hortalizas. «Es importante alejarse de la tradición y comenzar a tecnificar un poco el campo para conseguir buenos rendimientos».

Los tres participaron en un curso de poda almendros, en una finca piloto incluida en el proyecto del Consell para recuperar este árbol, y que cuenta con ayuda del Fondo para la Conservación de Evissa.