El precio de la mayoría de las nuevas edificaciones que se construyen en Baleares está por encima del bolsillo de las clases medias, advierte el presidente de la asociación de promotores de Baleares, Luis Martín, quien advierte de que el problema del alquiler es mucho más acentuado en Ibiza que en el resto de las islas.

La patronal de promotores celebró ayer en Palma su asamblea general y presentó un balance de la situación en la que se encuentra el sector y las previsiones para este año. Y estas últimas no mejoran la situación actual: seguirá sin haber en las islas vivienda nueva digna y a precios asequibles, respaldando así las estimaciones realizadas pocos días atrás por la asociación de constructores. Los promotores coinciden en esta apreciación con los constructores, como ya publicó este diario el pasado lunes.

Ante el problema se agrava además con falta de stock de solares. La opción que defienden los promotores, y que además evitaría consumir nuevo territorio, es la de permitir sustituir algunos viejos edificios actuales por otros con más alturas, con residencias más pequeñas y con un precio más asequible.

Vivienda cara y escasa

Porque en caso contrario, pronosticó una «tormenta perfecta», con una vivienda nueva cara y escasa, unas residencias de segunda mano con una gran demanda y también con un precio al alza y unos alquileres por encima del poder adquisitivo de la mayoría de los residentes en las islas.

«Hace diez años que no se construye vivienda a la que puedan acceder los jóvenes, que ya no pueden comprar para vender en unos años para adquirir una vivienda mejor». Martín explica que «esta rueda» en el consumo inmobiliario «se rompió con la crisis» iniciada en 2007.

Chalés y adosados

Algo más de la mitad de las viviendas que se proyectan y que se acaban son chalés y adosados, diseñados para el mercado de residentes de poder adquisitivo medio-alto o de extranjeros (éstos compran un tercio de los nuevos inmuebles), y fuera del alcance de las clases medias. Incluso los plurifamiliares suelen presentar un precio demasiado alto para la demanda actualmente existente.

Porque los costes de la construcción crecen, y el precio del escaso suelo disponible es muy alto.

Todo ello agravado porque los índices de intensidad residencial en vigor impiden en muchos casos sacar al mercado inmuebles con menos de 90 o 100 metros cuadrados, cuando en estos momentos la demanda está centrada en pisos de una o dos habitaciones, es decir, los que se mueven entre los 50 y los 75 metros cuadrados, señaló Luis Martín.