La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) de Ibiza y Formentera exige al Govern la creación en Ibiza de más centros educativos de Infantil de primer ciclo (de cero a tres años) en las Pitiusas, así como una auténtica regulación de las guarderías privadas que dé «garantías» a las familias. Pepi Costa, presidenta de la FAPA, critica que las Pitiüses sean las únicas islas de la Comunitat en las que la conselleria balear de Educación no ha puesto en marcha ninguno de estos centros.

«Esto es un agravio comparativo», afirma Costa, que señala que cuando han comentado este tema con la conselleria la respuesta que han recibido es que no hay presupuesto. Por esto pide al Govern que haga «un esfuerzo» y busque la forma de equiparar la situación. Considera que podría firmar convenios con otras administraciones, «pero no quieren». La presidenta de la FAPA asegura que en Menorca las diferentes administraciones han colaborado para crear una red de centros: «En estos momentos en Menorca está cubierto el 70% de la demanda. Aquí no llega al 20%».

Costa indica que Balears está «prácticamente a la cola» en número de plazas educativas para el ciclo de cero a tres años. «Sólo Canarias está por detrás», indica. «No es admisible que más de un millar de familias no tengan acceso a una plaza escolar de 0-3 ni que esta Comunidad Autónoma, en sus 30 años de autogobierno, haya hecho un único programa de creación de plazas escolares de 0-3 que en estos momentos no cubre ni el 10% de la población de menos de tres años», afirma la presidenta de la FAPA en una carta enviada a la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, el pasado 21 de diciembre. «Mientras no se cumpla el derecho de las familias reconocido por la ley de poder acceder a una plaza escolar, éstas, con su derecho vulnerado, tendrán que buscar refugio en guarderías low cost», continúa la carta, que añade: «El decreto de guarderías asistenciales, tal y como estaba concebido, hubiera supuesto avanzar sólo en la línea de hechos consumados que deja a los niños más pequeños sometidos a la ley del mercado».

Una normativa

Costa afirma que la FAPA no pretende «ser alarmista» ni poner en duda el trabajo que realizan las guarderías privadas sino que haya una regulación «más allá de lo asistencial». «Para eso primero debe haber una normativa», indica Costa, que detalla que ésta debería establecer tanto las características de los espacios como la formación de los profesionales que atienden a los niños y la obligatoriedad de tener un proyecto educativo. Además, indica, debería haber unos controles e inspecciones para asegurar que esto se cumple. «Un colegio privado tampoco puede hacer lo que le da la gana. No puede meter a 50 niños en un aula. Pues en el caso de cero a tres años debería ser igual, debería estar regulado.Un centro privado es un negocio, pero debe prestar un servicio dentro de unas condiciones que den garantías a las familias», insiste.

Costa critica que las diferentes administraciones se pasen la pelota a la hora de crear centros educativos de cero a tres años. «Es responsabilidad de todas», indica recordando que tanto el Consell como los ayuntamientos cuentan con escoletes. «Es una cuestión de prioridades. ¿La educación es una prioridad?», pregunta la presidenta de la FAPA, que señala que la conselleria balear de Educación se escuda en que «suficientes problemas que solucionar» hay en la escolarización obligatoria como para meterse en etapas no obligatorias. «Algo de razón tienen, pero si no se empieza nunca se hará nada», indica. En este sentido, afirma que la crisis ofreció «la tormenta perfecta» para abandonar los planes de creación de plazas educativas de cero a tres años. Insiste en la prioridad: «A nivel nacional hay muchas desigualdades. Hay lugares donde hay mucha concienciación, políticos para los que es una prioridad y han dedicado presupuesto, como son el País Vasco o Galicia, donde en pocos años se han disparado las plazas. Aquí no. Está completamente olvidado».

La FAPA señala que los centros públicos de cero a tres años deben, además, adaptarse a las diferentes características y necesidades de las familias: «Deben entender que no todo el mundo trabaja de ocho a tres». De hecho, señala que muchas personas no llegan a pedir plaza en una de las escoletes públicas precisamente porque los horarios de estos centros no se adecúan a sus necesidades.