Fernando Fernández ha escogido una comisión ejecutiva del sindicato en las Pitiusas con la vista puesta en la próxima década. Su propósito es «formar cuadros de cara al futuro»

¿Siente gran orgullo y satisfacción por ser el nuevo secretario general de UGT?

Sí, llevamos tres años sin que la UGT tuviera una cabeza visible en la isla. La idea es intentar recoger el guante y que el sindicato siga teniendo la representación que le toca en Ibiza.

¿Por qué en tres años han sido incapaces de tener un secretario general?

Porque no había nadie que tomara la iniciativa de tirar adelante. Yo era responsable de la Federación de Hostelería y Comercio de Ibiza, que también tenía que seguir tirando adelante, pues es la única que tiene estructura propia en la isla. Desmontar la federación para dar cuerpo a la UGT no era procedente. Desde la UGT de Balears tampoco tenían muy claro cómo hacerlo. Ahora abren esta posibilidad.

Hace un rato, Alan Ripoll, el responsable de las Juventudes Socialistas, dijo que ustedes, los sindicalistas, parecen deprimidos.

Quizás, pero durante tres años, sin equipo ni estructura propia en Ibiza, hemos funcionado. Puede que no hayamos podido cubrir todas las necesidades, pero hemos hecho lo que hemos podido. Nuestro equipo no podía llegar a todo. Ahora, con una ejecutiva nueva de cinco personas, una de cada federación para que haya representación de todos los sectores, una sola persona ya no deberá llevar todo el peso de la organización, sino que se repartirán las tareas. Más que nada, en los próximos cuatro años hay que formar cuadros de cara al futuro, para que alguien tire del carro la próxima década. Alguno de nosotros estamos ya en edad de jubilación.

Quizás Alan Ripoll se refería a que en este auditorio no se respira mucha alegría.

Quizás porque en este congreso no hay debates internos, no hay ponencias, sólo se ha votado un reglamento para funcionar que ya viene redactado por la UGT balear. No podemos debatir aquí la gestión porque no la ha habido en tres años.

Pues en el escaso debate que ha habido, José Pedrido ha lanzado un zasca: ha dicho que una cosa es elegir una ejecutiva y otra que de sus 15 miembros, al final sólo trabajen «dos o tres».

Por eso, yo he intentado diseñar una ejecutiva con gente que disponga de tiempo para poder trabajar. No tiene sentido montar una ejecutiva con gente que no puede aportar nada.

Es curioso que de toda la gente que ha salido al escenario para hablar de este encuentro, sólo Felipe Zarco, el secretario general de CCOO, haya recordado a Diego Ruiz, el secretario general de UGT que dimitió hace tres años.

Pero eran intervenciones institucionales.

Y también hubo la de Tomás Navarro, secretario de organización de UGT de Balears.

No voy a entrar en lo que él haya dicho. Cuando haga mi intervención, posiblemente sí me acuerde de él, como me he acordado siempre [Esta entrevista fue hecha poco antes de que saliera al escenario, donde olvidó mencionar a Diego Ruiz]. Hizo una labor muy buena. Por diversas circunstancias dejó el sindicato, no voy a entrar en por qué, pues cada uno tiene sus situaciones familiares. Pero hay que reconocer su labor.