Son habitantes de mar adentro. A veces, los temporales los arrastran hasta las costas y quedan varados en playas y calas. Ellos o, preferentemente, sus despojos, pasan a formar parte de lo que se conoce como restos de arribazón, en los que se incluyen los montones de hojas muertas de posidonia o las medusas que llegan con el oleaje hasta las orillas, donde muchos crustáceos y aves hallan su alimento. Y entre estos restos, en ocasiones podemos hallar una extraña forma gelatinosa y translúcida con una parte redondeada y estriada que, al darle la vuelta, puede parecer una barca, y que tiene una especie de cola dentada. Es como un pequeño y reluciente renacuajo extraterrestre de cuatro o cinco centímetros. En realidad, es la pseudoconcha de un morador de las zonas profundas de altamar que durante los meses de invierno asciende a aguas someras. Se trata de una mariposa marina, un molusco gasterópodo del orden de los opistobranquios, un cymbuliido, concretamente Cymbulia peronii.

Este animal pelágico forma parte del plancton, que, aunque está prioritariamente constituido por organismos microscópicos, también cuenta con toda una serie de especies que son observables a simple vista y que conforman el macroplancton. Además, según explica el biólogo Xavier Mas, que ha trabajado con plancton gelatinoso en el centro balear del Instituto Español de Oceanografía, estos opistobranquios son animales que pasan todo su ciclo vital integrando el plancton (lo que se conoce como holoplancton); en muchas ocasiones, los organismos solo integran este conjunto de vida flotante en la columna de agua durante su fase larvaria.

Pocas referencias

Pocas referenciasLas referencias de la llegada a las playas de Ibiza de los restos de esta mariposa marina son escasas y, curiosamente, apuntan a la zona de Poniente. Xavier Mas recuerda haber visto las características y singulares pseudoconchas gelatinosas en Cala Carbó y Cala d´Hort. Y han sido vistas en es Niu de s´Àguila (donde fue hallado el ejemplar de la fotografía, que mide cinco centímetros). Hay que señalar, sin embargo, que es probable que algunas de estas conchas cartilaginosas que caracterizan a la familia Cymbuliidae lleguen y desaparezcan sin ser vistas, ya que no es fácil fijarse en su extraña presencia, de tamaño discreto y que puede confundirse con los restos de alguna especie de medusa. Únicamente al observarlas de cerca se revela toda la excepcionalidad de estas pseudoconchas transparentes de bordes de sierra.

Esta concha, que es cartilaginosa en lugar de carbonatada como la de otros moluscos, es interna, y el aspecto en vida del animal transparente que la posee no varía demasiado. Es como una medusa o un ctenóforo con unos apéndices similares a alas (parapodios) y con los que parece volar en el agua como las mariposas en el aire. Pero las amplias expansiones laterales suelen haber desaparecido ya cuando los restos arriban a las playas. Y si ver la cáscara es ya poco habitual, ver al animal vivo, es una rareza.

Xavier Mas asegura que muchas de las citas de la presencia de esta especie en las costas mediterráneas se producen durante la primavera y a principios de verano, «coincidiendo con el varamiento de la barqueta de Sant Pere (la medusa Velella velella)». Puede localizarse en las playas «después de un fuerte temporal que haya soplado durante unos cuantos días en la misma dirección». Este organismo, que llega a vivir dos años, fue descubierto y clasificado hace ahora un siglo, el nombre del género proviene del latín cymbula (pequeña barca) y el de la especie está dedicado al naturalista y explorador francés François Péron, que también da nombre a un parque nacional en Australia.