El cierre de la depuradora de Santa Gertrudis, debido a los malos olores que producía al haber quedado obsoleta, fue durante años una de las principales reivindicaciones de la asociación de vecinos de la localidad. Sin embargo, nueve años después de la clausura de esta planta sus instalaciones presentan un peligroso estado de degradación y en la conselleria de Medio Ambiente del Govern balear, que cuenta con las competencias en esta materia, no hay constancia de ningún proyecto de desmantelamiento.

El presidente de la asociación de vecinos, Joan Tur Rosselló, anunció ayer que el mal estado de estas instalaciones será una de las preocupaciones que trasladarán al Consell de Ibiza en una reunión a final de mes, donde también expresarán su preocupación por el complejo turístico proyectado en el antiguo polvorín de Santa Gertrudis.

«La depuradora nos creaba muchas molestias y conseguimos que se terminara con el problema del hedor, que llegaba a todo el pueblo, pero ahora está todo esto en un estado lamentable», lamentó ayer Joan Tur.

El cierre de la planta de Santa Gertrudis pudo convertirse en realidad porque las aguas residuales que genera este pueblo son asumidas por la depuradora de Vila. Para ello, en el año 2009 se construyó un colector de saneamiento, aprovechando que en esos momentos se estaban llevando a cabo las obras de reforma y ampliación de la carretera de Sant Miquel.

Por su parte, la conselleria de Medio Ambiente confirmó a este periódico, antes de Navidad, que no tenía prevista ninguna actuación para desmantelar la antigua depuradora. Desde este departamento también se anunció que informaría sobre el estado de las instalaciones al finalizar las vacaciones.