Si los pueblos pitiusos crecieron alrededor de una iglesia y ésta se convierte así en su germen, los propios templos se edificaron en lugares concretos por motivos que no eran aleatorios. Santa Gertrudis, el pueblo en el centro del territorio, debe su ubicación a la existencia de agua dulce.

«En medio de la isla -lugar más alejado de todos los templos, que fueron edificados cerca de las costas- se encuentra sa Fontassa, lugar denominado así porque allí nace una fuente muy abundante que da agua y fertiliza una gran extensión. Este lugar nos da la oportunidad de hacer una parroquia, porque así con la inmediata asistencia del rector será más fácil que se pueble convenientemente y las tierras sean cultivadas». Es un fragmento del decreto por el que se erigió la parroquia de Santa Gertrudis, firmado por el obispo Manuel Abad y Lasierra en 1785 y recuperado por el historiador Joan Marí Cardona para su cuarto libro de la serie 'Illes Pitiüses'. Y aunque inicialmente parece ser que se escogió un punto más cercano al lugar en el que nace la fuente, finalmente, el templo se erigió un poco más al noreste. No lejos de lo que hoy es el casco urbano, en un camino aledaño a la abandonada depuradora de Santa Gertrudis, sa Fontassa se oculta entre la maleza, en una zona sombría, frondosa y húmeda, aunque el nacimiento de agua se secó hace décadas. A las acequias y los restos de la alberca que se construyeron para aprovechar el agua se los ha tragado la exuberante vegetación, pero aún pueden observarse los muros que se construyeron en el manantial y los restos de la calzada de piedra que conducía al lugar, incluyendo un puente sobre la torrentera y una hornacina de jambas oblicuas y arco rebajado que, abierta en un muro de contención, se trata, probablemente, de la fuente original que da nombre a todo el lugar.

Y, a decir verdad, el obispo Abad y Lasierra no se refería sólo a la fuente, que da origen al canal de Fruitera, sino a toda la zona, una gran hacienda que tomaba el nombre del manantial. Actualmente se conserva el topónimo y existe un camí de sa Fontassa, al que se accede desde la carretera de Santa Gertrudis a Sant Mateu y que comunica con la vía que conduce a Sant Rafel, antes de llegar a s'Hort Nou.

Hoy las zarzas y el bosque se han tragado lo que antaño debieron ser algunos prósperos campos de cultivo que aprovechaban el agua de la fuente. Según señala el arquitecto Juanjo Serra en el 'Inventari del patrimoni hidràulic de les Pitiüses', la estructura que hoy presenta la fuente, su canal, con el sistema de aprovechamiento del agua, márgenes, cloacas, el puente y la calzada de piedra deben ser mejoras introducidas en el siglo XVIII, «parece ser que por iniciativa del entonces gobernador de Eivissa, el conde Croix».

La fuente principal es más conocida hoy como font des Terç Gros (la finca en la que se halla se dividía antiguamente en dos partes, sa Fontassa y es Terç Gros de sa Fontassa). Y nace de una fibla (un canal subterráneo que atraviesa un bancal y une dos acequias) cubierta con bóveda apuntada que surge directamente de la acequia principal. La profundidad de la acequia ya revela, si el término fontassa, que viene a significar gran fuente, no era suficiente, que el caudal del manantial era considerable.