En la Punta de ses Portes, la segunda torre de defensa costera que se levantó en Ibiza ofrece una perspectiva completa del paso entre las dos Pitiusas, lo que aún en el siglo XVI era conocido como ses Portes y hoy se llama es Freus. Y el trozo de mar entre la punta y las rocas conocidas como en Caragoler y el islote de es Penjats hacia el sur, era un paso de atunes en el que se instaló una de las almadrabas que existieron en las islas aún en aquel siglo de piratas y corsarios y que probablemente habían existido ya en tiempos de los fenicios. De hecho, parece ser que la torre se construyó para proteger de los piratas a los trabajadores de esta pesquería.

«Es muy cómoda la punta o cabo que le está al lado que llaman Punta de las Puertas, llamada así porque en el faro que hay entre la isla de Ibiza y Formentera yacen tres isletas, que son tres pasaderas que llaman puertas. En este sitio había antiguamente una muy útil almadraba que se abandonó por haber muerto los operarios que trabajaban en ella y no se pudo restablecer por no encontrarse número de personas con la habilidad que se requiere para el intento».

Lo recoge Eduardo J. Posadas en 'Torres y piratas en las islas Pitiusas' y son palabras del padre capuchino Cayetano de Mallorca del año 1620. «Por eso se construyó en ese puesto una torre con suficiente artillería para defensa de la pesca, que habiéndose abandonado ésta, quedó aquella inútil». No existen datos que informen de los años en los que esta actividad pesquera se llevó a cabo en la Punta de ses Portes, no hay una fecha de instalación ni se conoce el año en el que la almadraba quedó sin trabajadores expertos que pudieran mantenerla en marcha.

En la 'Historia de Ibiza' de Isidoro Macabich hay una referencia a que esta almadraba existía en el año 1597. Se desconoce asimismo la fecha en la que se construyó la torre, aunque se considera que fue levantada en el siglo XVI, abandonada en algún momento y reconstruida en 1750, cuando las viejas torres fueron reformadas para ser incorporadas a un plan de fortificación litoral que formaba parte de un proyecto borbónico de defensa de todo el litoral del reino español. Algunos datos apuntan a que en ese segundo periodo de las fortificaciones costeras la almadraba de sa Punta de ses Portes estaba en funcionamiento, aunque el capuchino mallorquín al que cita Posadas la diera por cerrada mucho antes de 1620.

Es posible que hubiera distintas almadrabas en ese paso de atunes en diferentes épocas de la historia pitiusa, enormes redes fijas dispuestas de tal modo que conducían a los atunes hasta la costa, hasta el matador, donde los pescadores los aguardaban con ganchos, bicheros, para apresarlos, tiñendo de rojo las aguas.

Otro dato es el que aporta el Archiduque Luis Salvador de Austria en sus conocidas descripciones de sus viajes a las islas. Afirma el famoso viajero que la pesca de almadraba había desaparecido en la isla trece años antes de su llegada en 1867, porque la compañía mercantil que se dedicaba a este tipo de actividad se había arruinado. Lo cierto es que, al menos en Formentera, estas grandes redes destinadas a la pesca del atún existieron hasta las primeras décadas del siglo XX. Y detrás de los atunes llegaban sus principales depredadores, los tiburones blancos. Si hoy su presencia en las islas puede resultar sorprendente, en los tiempos en los que se usaban almadrabas, no era raro que se acercaran a la costa siguiendo el rastro de los atunes. O persiguiendo a las desaparecidas focas monje o a las entonces más frecuentes tortugas marinas. Tampoco lo era encontrar en las redes túnidos que ya habían sido atacados por estos grandes escualos, que a veces también quedaban enredados en las trampas de pesca.

Aunque en tiempos más antiguos ya hay constancia de su uso, desde el siglo XVI se conoce la existencia de almadrabas en la zona de levante de la isla de Eivissa, en s'Espalmador y en Formentera. Las últimas que funcionaron en las Pitiüses, según se recoge en la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera, se encontraban en la playa de Migjorn y cerca de la Savina. Y aún se conservan algunos topónimos que las recuerdan, como la bahía de s'Almadrava, al norte del estany des Peix.