Todos los establecimientos del West End tendrán como hora límite de cierre las tres de la madrugada y deberán recoger sus terrazas como máximo a las once de la noche. Estas son algunas de las principales medidas que va a aplicar el Ayuntamiento de Sant Antoni para acabar con la contaminación acústica de esta zona, dedicada al ocio nocturno del turismo joven, con las que también pretende «hacer posible otros modelos de economía más sostenibles y respetuosos con la convivencia», según destacó el alcalde, Josep Tur, Cires.

Las restricciones que deberán asumir los negocios de la zona se derivan de la declaración del West End como Zona de Protección Acústica Especial, que se someterá a votación en el pleno municipal antes de que acabe el año y se prevé aprobar de manera definitiva en febrero.

El alcalde presentó ayer la iniciativa, acompañado de los concejales de Medio Ambiente, Pablo Valdés, y de Actividades, Cristina Ribas, después de confirmar con diferentes estudios que el West End supera ampliamente los límites de ruido fijados por ley. La última campaña de mediciones se llevó a cabo el pasado verano en cinco estaciones, repartidas en diferentes puntos del West End. Todas ellas dieron como resultado un incumplimiento diario del volumen permitido, con una media de 85,9 decibelios, cuando el límite es de 55 en horario de descanso en zona residencial.

El mismo ruido que un tren

Pablo Valdés explicó que, en esa campaña de sonometrías, se registraron puntas de «90 y 95 decibelios, que equivale a tener un tren al lado de la cama». «Somos conscientes de que son medidas duras, pero tenemos un problema de ruido muy grave en pleno casco urbano. «Hablamos de 30 decibelios por encima del límite marcado por la normativa», resaltó el responsable de Medio Ambiente.

El alcalde apuntó al «derecho de los ciudadanos al descanso» para impulsar la tramitación de esta Zona de Protección Acústica Especial, en unas calles que han sufrido «una devaluación de su valor inmobiliario». «El deterioro de la imagen del West End también ha devaluado la imagen de Sant Antoni», manifestó Tur, que denunció que «por el beneficio de unos, se ha perjudicado al pueblo».

La concejala de Actividades detalló las restricciones horarias que se prevé empezar a aplicar en febrero, una vez que se apruebe definitivamente la Zona de Protección Acústica Especial tras el periodo de alegaciones. El límite de hora de cierre a las tres de la madrugada para todos los locales de ocio va a notarse más en aquellos que cuentan con licencia de actividad como café concierto o discoteca, que hasta ahora podían abrir puertas hasta las cinco de la madrugada en verano y las seis en invierno.

También se va a adelantar el horario de recogida de las terrazas a las once de la noche, mientras que en el último verano se fijó a las dos de la madrugada. Aquellos establecimientos que atienden a clientes a través de ventanillas, como en el caso de la venta de alimentos, a partir de las once de la noche sólo podrán funcionar en el interior del local, con el fin de «evitar la formación de colas en la vía pública», precisó Ribas.

Los negocios del West End también deberán insonorizarse con doble puerta, sellar ventanas herméticamente, contar con sistemas de ventilación mecánicos y limitadores de sonido conectados a tiempo real con el Ayuntamiento. En el caso de estas actuaciones en los locales, los empresarios contarán con una plazo de seis meses si necesitan llevar a cabo obras para implementarlas.

Ribas también anunció que el Ayuntamiento sacará a concurso un programa de seguimiento y mediciones del ruido en el West End para garantizar que se cumple con todas las medidas.