Hace unos años, la entrada de una mujer en uno de los pisos de acogida para víctimas de violencia machista del Consell supuso no sólo salir de su infierno, sino también descubrir su vocación. Una habilidad con la que ganarse la vida. Un trabajo. Cocinaba para todas las usuarias y sus hijos. Se le daba bien. Nunca pensó que eso pudiera ser una salida. Pero lo fue. Se gana la vida entre ollas y fogones. Algo parecido le ocurrió a otra mujer, más mayor, que huyó de su hogar porque era ya incapaz de soportar más la violencia de su marido. Jamás en su vida había tenido un empleo. Había trabajado llevando su casa y su familia. Toda una vida limpiando, cocinando, planchando y cosiendo. Al llegar al piso de acogida siguió con la aguja y el dedal. Remendaba y arreglaba la ropa de las mujeres y niños con los que compartía ese complicado momento. Salió de la vivienda. Ahora es costurera.

Precisamente esto, facilitar la inserción laboral de las mujeres que han sufrido malos tratos, es el objetivo del programa impulsado por el Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB). A partir del próximo 1 de enero, el Govern balear ha dado un paso más: garantizar un puesto de trabajo durante un año a las mujeres víctimas de violencia machista que no lo tengan. Las contrataciones se harán en empresas públicas, corporaciones locales y ONG.

Más violencia, más difícil

Hace tiempo, sin embargo, que el SOIB cuenta con una red de tutoras de orientación laboral para mujeres víctimas de violencia machista. En Ibiza hay dos, una la oficina de Vila, Cristina Torres, y otra en la de Sant Antoni, Marta Colomar. Esta última indica que lo que ofrecen a estas mujeres es «un itinerario de inserción personalizado». Aunque destaca que cada caso es diferente, señala que cuanto más tiempo lleven las mujeres sufriendo malos tratos y apartadas del mundo laboral, más complicado les resulta encontrar un puesto de trabajo. Además, indica que, si están solas y tienen niños, aún se topan con más dificultades para conseguir un empleo que se adapte a sus necesidades. En esta situación, explica, en la mayoría de casos no pueden solicitar una reducción de jornada porque necesitan un sueldo completo para salir adelante. Colomar señala que hay casos especialmente complejos, como cuando a la violencia machista se añade, por ejemplo, una discapacidad o un tratamiento médico.

En el caso de las mujeres que llevan mucho tiempo sufriendo malos tratos y alejadas de la vida laboral, la tutora explica que antes de empezar a buscar un trabajo o, incluso, de empezar con formación específica, es necesario que recuperen la seguridad y la autoestima. Muchas llegan tan «tocadas» que no se sienten capaces de encontrar un empleo. A pesar de esto, asegura que todas encuentran «la fuerza suficiente» para luchar. Colomar recuerda que estas mujeres tienen prioridad a la hora de acceder a los programas de ocupación y formación subvencionados por el Servei d'Ocupació. Esta técnica asegura que, en general, las mujeres que llegan a la red han trabajado alguna vez.

Para acceder a una de las tutoras especializadas, la mujer debe estar dada de alta en el SOIB como demandante de empleo, tras lo que puede solicitar una cita en el departamento de Orientación.

El servicio garantiza la confidencialidad de las mujeres, a cuyas necesidades intenta adaptarse. Además de diseñar un «itinerario personalizado» para que encuentren un empleo, les ofrecen «apoyo durante todo el proceso», «acceso prioritario a programas de empleo y formación», una beca diaria mientras se están formando en el SOIB así como «información sobre prestaciones, ayudas y recursos para mujeres en su situación». De la misma manera, desde el SOIB destacan que el programa no sólo ayuda a mujeres que sufren malos tratos a encontrar un empleo sino también a aquellas que ya lo tienen a «progresar» en el para mejorar sus condiciones laborales.

«Apoyadas y asesoradas»

Las tutoras han recibido formación específica para atender a estas usuarias, de hecho, la próxima semana asisten a una jornada organizada por el Institut Balear de la Dona. Colomar destaca la importancia de que los organismos y profesionales estén coordinados para que las mujeres se sientan «apoyadas y asesoradas» en todo momento.

Cuando los casos ya están detectados cuentan con un código especial, de manera que a esta mujer se la redirige a la tutora. Esto garantiza, además, la confidencialidad de todos sus datos, algo que hace que las mujeres se sientan más seguras, especialmente aquellas que aún sienten miedo. «Sólo la tutora puede ver su información», detalla Colomar, que explica que aún no han recibido los detalles del programa específico para víctimas de violencia machista que acaba de anunciar la conselleria balear de Trabajo.

La empatía y la sensibilidad son básicas en las sesiones de las tutoras con las usuarias. No se trata sólo de hacer un diagnóstico de ocupabilidad y de ayudarlas a encontrar un empleo. En sus encuentros es importante dejar que expliquen su situación, sus miedos, sus preocupaciones, sus expectativas... Cada caso, explica Colomar, es diferente. Cada mujer tiene su ritmo y sus tiempos y, en estos casos, es imprescindible respetarlos, comenta.

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