Si cuando compró un tarro de miel de Ibiza le aseguraron, bien el vendedor bien el apicultor, que era de tomillo o de algarrobo, sepa que es probable que las abejas que produjeron ese néctar no acudieran a ninguna de esas dos plantas. Es el sorprendente resultado obtenido en el estudio 'Caracterización y autenticación de las mieles de Ibiza y Formentera a través del análisis polínico', presentado ayer en el Club Diario de Ibiza por Marzia Boi, doctora en Biología, profesora asociada de la UIB y palinóloga (disciplina que investiga el polen y las esporas). Boi dirigió esa investigación, emprendida por Sara Guillaumet, alumna del máster internacional de Ciencias Forenses en el que participan las universidades de Córdoba y de Lincoln, en el Reino Unido.

El estudio de 55 muestras de miel -que la Associació d'Apicultors pitiusa puso a disposición de las investigadoras- ha permitido, a través del análisis del polen que contenía, saber qué flores visitan las abejas pitiusas: «Hemos caracterizado las mieles, algo muy importante para los apicultores, pues ellos no saben realmente dónde recolectan sus abejas el néctar». El problema es que al analizar esas muestras detectaron que, efectivamente, esos insectos no iban al lugar donde creían sus ganaderos: «Los apicultores piensan que sus mieles son de frígola o de algarrobo, pero resulta que no suele ser así», avisa Boi. Es decir, que en muchos casos se da cuernecillo por tomillo.

Pero sin maldad ni intención de timar. Los apicultores carecen de los medios para saberlo. Se guían por «preconceptos erróneos». Los científicos, sin embargo, lo han comprobado en sus avanzados laboratorios: «Los análisis microscópicos han mostrado la evidencia, han permitido saber de qué miel se trata realmente. Eso es muy interesante para el consumidor que busque una miel específica, porque a veces se le dice que es de romero y realmente no procede de esa flor».

Catas o análisis

Catas o análisis

¿Y qué deberían hacer los apicultores para garantizar la procedencia de la miel con la que comercian? La doctora en Biología recomienda que realicen análisis del gusto, catas de miel, que les permitiría saber cuál es el néctar más abundante. Pero en ese caso «deberían recibir una formación específica». Hay otra manera, pero es más costosa, farragosa y necesita más tiempo: un análisis del polen en laboratorio. «En ambos casos, la etiqueta especificaría con certeza de qué miel se trata. Tenemos que saber lo que comemos. Ve a saber de dónde cogen el néctar las abejas». Marzia Boi advierte de que ese desconocimiento no es exclusivo de Ibiza, pues «sucede en numerosas partes de España».

El análisis se ha de hacer en un laboratorio: «Hay que derretir la miel, centrifugarla, observarla a través del microscopio? Hay especialistas para ello, palinólogos como yo. Con 20 mililitros (un par de cucharadas) se podría hacer un estudio rápido que determinara su composición», explica Boi. Su coste, unos 30 euros por lote, cantidad que «si el apicultor no tiene muchas colmenas, puede resultarle alto». Eso sí, «permitiría mejorar el producto y le daría un valor añadido».

Detectar fraudes

Detectar fraudes

La caracterización del jarabe producido por los himenópteros ibicencos ha permitido saber que contienen «unos determinados pólenes que pueden ser considerados originales». En la práctica, facilitará la detección de posibles fraudes, por ejemplo en mieles que, aunque se vendan como de Ibiza, contengan pólenes de plantas alóctonas. Esa base de datos con todas las plantas en las que liban las abejas en las Pitiusas será indispensable para comprobar, mediante un riguroso análisis, si todo lo que en el mercado se vende como miel pitiusa lo es realmente.

Porque, según Marzia Boi, dar gato por liebre en este mercado (no específicamente en el de Ibiza) es más habitual de lo que parece. Advierte, por ejemplo, de que en Andalucía y en China se produce mucha miel y a precios muy ventajosos: «Alguien podría comprarla allí, muy barata, y venderla aquí como pitiusa a un precio muy superior, hasta 10 veces más», indica. «En Andalucía -prosigue- hay mieles que ganan premios y que luego se distribuyen a poco más de dos euros el litro».

Una de las principales diferencias de la miel ibicenca respecto a la peninsular es la diversidad de flores que participan en la composición de su néctar: «En la Península hay muchas extensiones de plantas, como naranjos o lavanda. De ahí que allí se produzcan más mieles monoflorales, con néctares dominantes. En Ibiza, por el contrario, su pequeño espacio no permite crear mieles monoflorales», indica Boi. Entre las plantas más presentes en la miel pitiusa han hallado los cuernecillos ( Lotus corniculatus, trébol), la genista, el echium (viborera), el algarrobo, la erica (brezo), el romero y la frígola.

Habrá una segunda fase del estudio: «En ella tendremos que repetir (pues la primera vez no se hizo bien) el análisis del contenido de antioxidantes y de los fenoles», que «también distinguirán las mieles ibicencas del resto», y así tener su particular DNI.