Los cambios que ha traído la nueva contrata de la recogida de basuras de Vila empiezan a traducirse en una mejora de los porcentajes de recogida selectiva, una de las asignaturas pendientes de este servicio. Al menos así lo indican los datos que ofreció ayer el Ayuntamiento, que muestran que la recuperación de papel, vidrio y envases ha aumentado un 18% en el municipio entre enero y septiembre de 2017 en comparación con el mismo periodo de 2016.

Capítulo aparte merecen los envases, que han experimentado un fuerte aumento del 46% en lo que va de año. Ello se debe a que Valoriza ha implantado una recogida específica de esta fracción para grandes productores, «que son básicamente hoteles», y que hasta ahora no hacían una separación de este tipo de material.

La distribución de más contenedores por las calles de la ciudad, ya que con la nueva contrata se ha pasado de los 800 que había antes a los 1.200, un 40% más, explican la mejora general del servicio. La técnico de Medio Ambiente de Vila, Sandra Romero, presentó estos datos en el marco de la jornada inaugural del seminario del proyecto europeo Intherwaste, que lidera Córdoba y en el que participan junto a Vila otras tres ciudades Patrimonio de la Humanidad europeas: Oporto, Tallin y Cracovia.

En este foro se pondrán en común experiencias en gestión de residuos que ayer se empezaron a plantear con la exposición de Vila de su caso: una ciudad insular con una fuerte presión turística y con una estacionalidad muy acusada. Así, en la última década la producción de residuos se ha incrementado un 20% en el municipio en una línea ascendente que sólo se suavizó de forma leve durante la crisis. Pero en esta década la población apenas ha crecido seis décimas, lo que, para Romero, da la medida de la «importancia del turismo y de las segundas residencias en Vila», que generan una carga «mucho más importante de residuos de la que soportaría Vila» sólo con sus residentes.

Solo en los seis últimos años, el volumen de basura generado por cada habitante ha aumentado un 17%, hasta los 680 kilos por persona con que se cerró 2016, cien kilos más que en 2010. Mientras, la cantidad de basura que acaba en el vertedero no ha parado de crecer, porque la recogida selectiva ha crecido a un ritmo mucho menor, del 5% en la última década, hasta el 15,7% en 2016.