El Ayuntamiento de Sant Josep quiere integrarse en el Consorcio Patrimonio de la Humanidad. Por ello reiterará esta voluntad al Ayuntamiento de Vila, del que depende esta entidad, después de que en el último pleno municipal, el concejal de Patrimonio Pep Tur recordara que la posibilidad de admitir nuevos miembros en su junta rectora ya está prevista «en los estatutos» del Consorcio.

Precisamente, años atrás, fueron esas normas internas las que impidieron que Sant Josep formalizara esa voluntad de ingreso, que ya anunció el alcalde, Josep Marí Ribas, en su primera etapa al frente de la Corporación local. Marí Ribas solicitó formalmente ese ingreso hace varios años, aunque entonces no se pudo llegar muy lejos.

Porque hay que recordar que este organismo fue creado por Vila para gestionar las inversiones en los bienes protegidos por la Unesco de su titularidad: los barrios históricos y las murallas de Dalt Vila.

El alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, admite que desde la distinción de la Unesco, el Ayuntamiento de Vila ha «capitalizado» la declaración de Patrimonio Mundial, aunque no quiere que sus palabras «suenen a reproche». Porque también reconoce que es el municipio «que más trabajo ha hecho» para poner en valor su parte.

Oferta de colaboración

Oferta de colaboración

Pero Sant Josep quiere, a su vez, «hacerse presente» en todos los órganos donde se intervenga en la gestión de los bienes protegidos por la Unesco «y colaborar en lo que haga falta», sin dejar de reivindicar la parte del Patrimonio Mundial que está en su término: el poblado fenicio de la península de sa Caleta y parte de las praderas de posidonia del Parque Natural de ses Salines.

Marí Ribas insiste en que el interés de su municipio por entrar en este organismo se mantiene a pesar de los años. Por ello estaría dispuesto a «hablar» también de la aportación económica que debería desembolsar Sant Josep. Porque el Consorcio, desde su puesta en marcha, ha sido el vehículo de inversión elegido para canalizar un préstamo mancomunado que han sufragado las tres administraciones que lo integran a día de hoy: Vila, el Consell de Ibiza y el Govern balear.

Desde Vila recordaban que nada ha cambiado, ya que la condición para acceder a sentarse en la junta rectora sigue siendo la de comprometerse a invertir en el Patrimonio Mundial. En la etapa de Lurdes Costa, en 2008, se aceptó la excepción del Ministerio de Cultura, al que se cedió un asiento a cambio de acometer inversiones concretas y no una cantidad fija, como el resto de administraciones.

«Volveremos a hablar»

«Volveremos a hablar»

El municipio de sa Talaia ya intentó entrar a formar parte del Consorcio en la anterior etapa de Josep Marí Ribas al frente de la alcaldía, cuando se exploró esa posibilidad con quien era entonces la alcaldesa de Vila, Lurdes Costa. «Ya entonces manifesté esta voluntad de Sant Josep», insistió el regidor, pero en ese momento «no llegamos a cambiar los estatutos ni a lograr la participación. Si el Ayuntamiento de Vila está de acuerdo, volveremos a hablar», comentó Marí Ribas.

Aunque ayer no se pronunciaron desde la institución sobre este asunto, también el Consell de Formentera ha intentado en el pasado que se reconozca que los bienes protegidos por la Unesco bajo la denominación 'Ibiza, patrimonio y naturaleza' se extienden, en el caso de la pradera de posidonia, hasta sus aguas.

En caso de lograrlo, anunciaba en 2010 el presidente formenterense, Jaume Ferrer, se plantearían si la mejor fórmula para gestionarlo será «conjuntamente con Ibiza o de forma separada». En todo caso, si se optara por una fórmula de gestión pitiusa, el presidente decía entonces que se plantearía «aportar una parte» de su financiación.

Lo cierto es que diversas resoluciones recalcan que estas aspiraciones de participar en la gestión del Patrimonio Mundial no tienen visos de prosperar, puesto que la institución insular no tiene competencias en el ámbito de las aguas interiores del Parque Natural, sino que éstas son autonómicas.