Por primera vez en la historia turística de Ibiza, tres playas de la isla han funcionado este verano sin que los coches puedan llegar ilimitadamente hasta la orilla. Benirràs y Platges de Comte se han sumado a la experiencia pionera de Cala Salada, iniciada el año pasado. En Formentera, se ha hecho lo mismo con el faro de Cap de Barbaria, donde las restricciones de tráfico se añaden a las ya vigentes en el Parque Natural de ses Salines. En total, son cinco los puntos en el litoral pitiuso donde está limitada la entrada de vehículos. El balance que hacen tanto los responsables políticos de esta iniciativa como los propios usuarios es, en general, altamente satisfactorio.

Cala Salada

Cala SaladaLa experiencia más consolidada es la de Cala Salada, donde este año se ha duplicado el número de usuarios de la línea de autobús que lleva esta cala en relación con el año anterior, según el concejal de Medio Ambiente, Pablo Valdés. El precio del autobús se ha reducido considerablemente respecto a 2016 y también se ha incrementado la publicidad del servicio, al objeto de darlo a conocer a los turistas.

«Es un sistema que se ha estabilizado y que ha venido para quedarse. Es difícil que alguien lo pueda echar atrás en el futuro, al menos de manera justificada. Ahora van las mismas personas que iban antes, pero de forma más cómoda y organizada», afirma Valdés, quien confía en que este modelo «se extienda al resto de la isla».

Sin embargo, no todo ha ido bien. El servicio de conexión por vía marítima en barca desde Sant Antoni «ha pinchado este verano», admite Valdés. «La empresa que hace el servicio dice que ha sido una temporada bastante discreta; es algo que se ha de mejorar», afirma. «Hay que publicitar más esta línea y adaptar el muelle de Cala Salada», opina. En todo caso, hay un factor decisivo en el estancamiento del servicio marítimo: el precio del billete de ida y vuelta es de nueve euros, mucho más caro que el autobús, lo que podría disuadir a muchos usuarios de este sistema.

La opinión de los usuarios queda bien reflejada en portales de internet como Tripadvisor, donde la gente comenta su experiencia en cada playa. Apenas hay quejas por el sistema de acceso restringido (aunque hay algunas) y abundan más las críticas a la masificación humana que sufre este enclave o su estrechez física que a la limitación de aparcamiento. «Playa estupenda, lo único es que te tienes que dar un paseíto para llegar, pero vale la pena», comentaba un usuario español. Una francesa afirma: «Es muy accesible en bus».

En conjunto, las 1.456 opiniones vertidas en este portal de internet sobre la playa de Cala Salada son abrumadoramente favorables y le otorgan un 4.5 sobre 5. De todas esas opiniones, el 86% le dan un «excelente» o un «muy bueno», un 9% la ven «normal» y sólo un 5% la conceptúan como «mala» o «pésima».

Platges de Comte

Platges de ComteEn el caso de Platges de Comte, este ha sido el primer verano en que el Ayuntamiento de Sant Josep ha introducido algún tipo de restricción de acceso, consistente en impedir que los vehículos aparquen en el mismo acantilado, con el riesgo y peligro que ello conlleva. Ahora, ha de dejarse el coche unos cientos de metros antes de la llegada a la costa. Además, se ha incrementado el servicio de autobús que lleva a esta playa.

«Estamos contentos del resultado, pero hay que seguir trabajando. Antes, la gente aparcaba los coches en el acantilado y en los campos y ahora, al menos, lo hace sólo sobre los campos», afirma la concejala de Medio Ambiente, Neus Marí, quien considera que la experiencia de este año ha mejorado la situación anterior. «Creo que Comte es el ejemplo a seguir», indica. Sin embargo, los solares donde estacionan los coches no tienen aún señalización adecuada y tampoco existe una regulación concreta, por lo que «habrá que mejorar este tema», admite.

12

Sant Josep cerrará al tráfico Platges de Comte

Tampoco en Platges de Comte los usuarios de Tripadvisor dejan constancia de demasiadas quejas por esta novedad en el aparcamiento. De 3.483 opiniones, un 93% dan una nota de «excelente» o «muy bueno» a esta playa.

Los flecos pendientes que cita Marí es una de las tareas que deberán acometerse el próximo año, en el que también está previsto seguir estudiando qué solución se da a Cala d’Hort. «Allí el problema incluye varios factores: la conectividad propiamente dicha, el aparcamiento y la implantación de una lanzadera. Es una cala que exige una solución más amplia que la de decidir simplemente dónde se aparca, puesto que allí hay una pendiente de gran inclinación para acceder y tampoco hay demasiado espacio para que un autobús pueda dar la vuelta», explica Neus Marí. Son cuestiones que se están estudiando, «porque ese caos se ha de solucionar», afirma. El Ayuntamiento está ya hablando con el Consell. «Será una tarea prioritaria», añade.

Parece que Cala d’Hort es para el Ayuntamiento un objetivo más urgente incluso que el de ses Salines, en cuya playa «hay en realidad uno de los únicos aparcamientos regulados y con permisos que hay en la isla», el cual, además, «no siempre se llena», según la concejala de Medio Ambiente. Sin embargo, admite que ello es así porque a menudo «la gente aparca donde quiere» fuera de esa zona. Sí se considera necesario implantar un servicio de autobús lanzadera entre ses Salines y es Cavallet para descongestionar el aparcamiento de esta última playa, cuyo camino de acceso es además especialmente angosto y peligroso.Benirràs

BenirràsSin embargo, la cala que se sometía este año a verdadero examen era Benirràs. Se trata de un punto de acceso complicado, sea cual sea el sistema, puesto que centenares de coches acuden en tropel, sobre todo los domingos por la tarde, y miles de personas se agolpan en una playa pequeña para ver la puesta de Sol. Solucionar esto era un reto que asumieron conjuntamente el Consell y el Ayuntamiento, con la colaboración de los empresarios de la zona.

El alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, asegura que «toda la información que llega al Ayuntamiento de cómo ha ido la experiencia es positiva». «El servicio de lanzadera ha funcionado muy bien y la línea de regular de autobús ha funcionado normal», resume. «El resultado ha sido lo suficientemente bueno como para seguir igual el próximo año», asegura el alcalde.

La colocación de las barreras que impiden entrar en coche a la playa cuando se ha llenado su aparcamiento (momento en el que debe usarse el bus lanzadera) han generado algunas críticas, pero no muy significativas. «Quejas siempre hay. Al principio la gente se rebotaba un poco, pero luego los usuarios han ido asumiendo el sistema. No es que no se pueda ir a Benirràs, es que se ha de ir de otra manera», comenta Marí.

Aunque la grúa municipal ha seguido «retirando muchos coches en domingo», mal estacionados, lo cierto que «colapsos no ha habido», o al menos comparados con los de veranos anteriores.

El objetivo para el verano de 2018 es consolidar y mejorar el aparcamiento de Can Coroner, desde el que sale la lanzadera. «Aquello era provisional y ahora se trata de hacerlo definitivo, mejor acondicionado», señala Marí.

Sobre los problemas que han sufrido los organizadores de la Fiesta de los Tambores, que dejó de hacerse en pleno verano, el alcalde considera que éstos «se han quitado la careta; detrás de todo esto hay algo más», en alusión a la venta ambulante. «Que se les ha estropeado el chiringuito es algo que está claro, lo dicen ellos mismos. Lo cierto es que cuando se ha puesto orden en Benirràs, los tambores han tenido problemas. Es algo que no nos preocupa nada. Es cierto que esta fiesta dio un cierto renombre a la cala, pero también dio una importante masificación», afirma.

El veredicto de los usuarios, al menos en el portal Triapdvisor, donde 567 personas han dejado constancia de sus opiniones, es también claramente favorable. Un 86% califica de «excelente» o «muy buena» la playa y todo lo referente a ella, un 9% lo considera «normal» y sólo un 5%, pésima o mala. No faltan, sin embargo, algunas críticas que reiteran algunos usuarios de distintas procedencias. Heather H., de Doncaster (Reino Unido), lamenta por ejemplo que no haya más frecuencias de autobús desde Sant Antoni, lugar en el que residía. «Tomamos el autobús desde Sant Antoni, pero desgraciadamente, el único que volvía al pueblo era de las once de la noche, demasiado tarde después de la puesta de sol», afirma. También asegura esta persona que había largas colas para tomar las lanzaderas.

Lucile, de Dijon (Francia), no oculta su indignación en este mismo portal: «Después de la puesta de sol, tuvimos que esperar a medianoche y hacer cola durante media hora para tomar el autobús que nos llevaría de nuevo hasta el párking», comenta.

En todo caso, y pese a comentarios aislados de este tipo, más abundantes aún son los que lamentan la masificación humana de la cala, los altos precios de los establecimientos que hay allí y otras cuestiones ajenas al sistema de acceso.

La consellera insular de Movilidad, Pepa Marí Ribas, considera que todas estas experiencias «son el inicio de algo que ha de ir mucho más lejos». «Este año era una especie de prueba de fuego», afirma. Como autocrítica, el Consell admite que «se ha de hacer más publicidad y ha de haber más comunicación para dar a conocer las playas conectadas», que, según recuerda, no sólo son las de Cala Salada, Comte o Benirràs, sino hasta un total de 30 a las que llega el autobús. Como afirma Marí Ribas, «es necesario cambiar de mentalidad y acostumbrar a la gente, también a los residentes, a coger el autobús en vez del coche».

Cap de Barbaria: al faro, a pie

Cap de Barbaria: al faro, a pieTambién ha sido este verano el primero en que el Consell de Formentera ha prohibido el acceso de coches particulares al faro de es Cap de Barbaria, que desde que fue popularizado en algunas películas de televisión, congrega anualmente a miles de personas para disfrutar del paisaje y de la puesta de sol.

El conseller insular de Infraestructuras y Movilidad, Rafael González, afirma que «ha habido una aceptación muy buena por parte de la gente». «Como hicimos una buena campaña de información, la mayoría de la gente ya había oído hablar de la medida», comenta. Una persona ha actuado como controlador durante todo el verano y ésta ha podido comprobar que «la gente, al marcharse, valoraba muy bien esta actuación».

7

El Cap de Barbaria, cerrado al tráfico

«Se ha recuperado la paz y la tranquilidad y se han terminado las aglomeraciones que había antes», explica González. El aparcamiento habilitado a un kilómetro y medio de distancia del faro permite albergar 60 coches y 100 motocicletas, un espacio que «ha sido suficiente» para atender la demanda que se produce en la hora punta, que es a la puesta de Sol, pues tampoco Cap de Barbaria escapa a la nueva fiebre turística por contemplar un fenómeno que, sin embargo, se produce todos los días.

«Está decidido que la experiencia se repetirá el año que viene, e incluso, recogiendo sugerencias de algunos usuarios, estudiaremos implantar un servicio de bicicletas y un puesto de agua y refrescos», añade el conseller.

Los testimonios de Tripadvisor valoran bien esta restricción. El 93% da una nota de «excelente» o «muy buena» a este enclave, pero también abundan los comentarios a la restricción de tráfico, y suele ser para alabar la medida. El kilómetro y medio que han de realizar a pie los turistas es calificado por varios de ellos como «agradable paseo». «Hay que hacer poco más de un kilómetro de caminata, pero vale absolutamente la pena», comenta una italiana de Forli.