El consentimiento informado y la historia clínica son «los dos pilares» de la información sanitaria, explica el abogado Carlos Fornés, presidente de la Asociación de Derecho Sanitario de la Comunidad Valenciana, que ayer por la tarde participó en la Jornada de Derecho Sanitario y Seguridad del Paciente, celebrada en el Club Diario y organizada por la Unidad de Seguridad del Paciente del Área de Salud de Ibiza y Formentera. «El 70% de las reclamaciones sanitarias se deben a una falta o a un defecto de información», añade Fornés, que destaca la importancia de «corregir» este problema. «Es una obligación, como con Hacienda», apunta antes de su ponencia, y recuerda: «Todos hemos sido pacientes, o lo somos o lo seremos». El abogado recalca que mejorando la información en esos dos pilares evitaría judicializar la sanidad.

De la misma manera, señala que, en el caso del consentimiento informado, el paciente debe recibir, primero, una información «verbal» de lo que le ocurre y de lo que le van a hacer. «Y de forma que se entienda», matiza Fornés, que señala que la ley obliga también a un plazo mínimo de 24 horas para que el enfermo pueda leer con calma y comprender el documento. «No puede ser que te den el papel en la camilla y en el pasillo del quirófano», agrega el abogado, que recalca que es necesario que el documento que se entrega a los pacientes debe ser «comprensible» y lo más sucinto posible.

Preguntar y exigir

Preguntar y exigir

Esto debe ser así porque el afectado debe tener muy claro qué se le va a hacer, las alternativas de las que dispone y los riesgos a los que se expone. «Claro, ves en el papel que la anestesia puede producir la muerte...», comenta el abogado, que destaca la necesidad de que los profesionales sanitarios se formen jurídicamente.

Eso sí, Fornés también insiste a los pacientes: deben exigir la información y deben preguntar todo aquello sobre lo que duden, sin miedo y sin remilgos.

En el caso de la historia clínica, el abogado recuerda que es el primer documento que reclama un juez cuando un caso sanitario llega al juzgado. «En España hay poca cultura de escribir», ironiza el experto, que asegura que ha visto casos en los que, al pedir la historia clínica por una denuncia relacionada con una operación, lo único que figuraba en el informe era el nombre del médico y de su equipo. Nada más. «Así, no se puede saber qué ha pasado», recalca el abogado, que reflexiona: «Si el 70% de las reclamaciones están relacionadas con la información, imagina cómo se podrían reducir sólo mejorando este aspecto».

Justo antes que Fornés, Elena Bustamante, médico de Medicina Intensiva y coordinadora de la Unidad de Segunda Víctima de la Unidad de Seguridad del Paciente, ofreció la ponencia sobre sistemas de notificación y eventos adversos. Bustamante destacó en su intervención la importancia de que los profesionales notifiquen los eventos adversos. «Son los casos en los que un paciente sufre un daño no intencionado derivado de la asistencia sanitaria», indicó antes de reconocer que cada vez los sanitarios notifican más estos casos. Un ejemplo de un evento adverso sería la administración de un antibiótico a un paciente con alergia.

La médico insistió en que hay que diferenciar un evento adverso de una mala praxis, es decir, que el hecho de que un profesional cometa uno de estos errores no tiene que ver para nada con su formación. De la misma manera, reconoció que aunque se está avanzando, a los pacientes y familiares, a veces, les cuesta entender estos eventos: «La sociedad no está muy preparada para digerir que en un hospital se produzcan errores». «Errar es humano», recordó la médico, que recalcó que, en estos casos, confluyen diferentes factores que conducen a que se produzcan estos errores. A pesar de esto, la médico intensivista aseguró que, en general, cuando a los afectados se les explica «bien» qué ha ocurrido, por qué ha pasado y que se pondrán métodos para que no se repita «reaccionan bien».

Bustamante también se refirió a la llamada «segunda víctima», esto es el profesional sanitario que comete ese error. En este tipo de casos es posible que esa persona sufra una pérdida de autoestima y otras repercusiones emocionales. Para esto, explicó, se ha creado la Unidad de Segunda Víctima, que ofrece ayuda a estos profesionales, en el caso de que la necesiten.