El Patrimonio de la Humanidad en Ibiza necesita un plan de gestión integral que se ha estado reclamando desde 2009. Es la propuesta que «sobresale» de todas las que se emiten en el informe del Comité Español de Icomos, tras la inspección que realizó este pasado agosto. El documento, firmado por su presidenta, Begoña Bernal, también pide a las administraciones que adopten medidas para «reducir la presión turística» sobre el Patrimonio mundial. Además, constata lo poco que se ha hecho para poner en valor la Necrópolis de Puig des Molins, «en estado más que descuidado» a pesar de su relevancia, entre otras conclusiones.

El organismo también formula un encargo: «Se debe comprometer al Estado en la protección del bien natural», y alude específicamente a la conservación de las praderas de posidonia y «los problemas que suscita el puerto por tratarse de sus competencias». Por ello, entre los destinatarios del informe también está la dirección general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural del Ministerio que dirige Íñigo Méndez de Vigo.

Indica, en sus propuestas de solución, que el plan de gestión tiene la complejidad de «integrar elementos naturales y culturales. Esa es la particularidad del bien de Ibiza, al parecer no claramente entendida por las autoridades».

Actualizar el Pepri

Asimismo, encarga al Govern, al Consell y al Ayuntamiento que «actualicen el Pepri», el plan de reforma interior de los barrios históricos de la ciudad, dentro de ese plan de gestión que reclama el organismo garante de la integridad del Patrimonio Mundial en España. También «que reduzcan en lo posible, que puede ser mucho, la presión turística sobre Eivissa y Formentera y sobre el recinto urbano de Dalt Vila».

En cuanto a las obras del Parador en el Castillo, indica que «toda prudencia es poca» para terminarlas, «donde se juega un mayor uso de ese espacio mejorando su accesibilidad y una privacidad propia de los paradores».

A lo largo de las ocho páginas del documento, Icomos España recuerda que el de Ibiza es «un bien mixto como un todo en delicado equilibrio» y recuerda que sólo hay otro de este tipo en España y 35 en todo el mundo.

Precisamente, alude al «abusivo fondeo» sobre las praderas de posidonia, que hace peligrar su mantenimiento a pesar de recordar que las praderas son el elemento que «significó el reconocimiento» del carácter mixto del Patrimonio Mundial en Eivissa, «dada su calidad y cantidad», sin olvidar su influencia en la interacción de los ecosistemas costeros y marinos.

Pero aprecia «falta de voluntad» para integrar las cartas de navegación y la cartografía submarina sobre la extensión de las praderas. Por ello, plantea «una solución muy sencilla: superponer ambas cartas y dar carácter legal y punible a la transgresión del mantenimiento de las praderas a causa de fondeos no ecológicos».

«Aquí más que nunca la presión del turismo en todo tipo de embarcaciones debe ser controlada» con la revisión de esas cartas de navegación, señala el informe. Pero también preocupa la «turistificación y gentrificación» del conjunto histórico de Dalt Vila.

Margen para la ley de Turismo

Así, recuerda que la «excepcionalidad de la fábrica urbana» de Eivissa «desde los primeros asentamientos fenicios» y apunta que su adaptación a las servidumbres del tráfico y del turismo «hace peligrar no solo su imagen sino el propio equilibrio urbano y demográfico». En cuanto a cómo afrontar «las intrusiones ruidosas de un turismo a veces sin suficiente control» o frenar la especulación que complica mantener la población de origen en estos barrios, el informe apunta que «la nueva ley de Turismo balear podría ser el primer intento serio de controlar el cambio de uso».

En cuanto al puerto, origen de «gran parte de las quejas», y las acciones de la Autoridad Portuaria, a «la que se acusa de intervenciones sin planeamiento», Icomos insta a «poner coto» a la situación actual, con la «presencia de megayates privados y de cruceros invadiendo el puerto, aunque fondeen a distancia, y aplastando la vida normal de la ciudad».

El documento señala que «si hay un lugar en España en que el turismo debe estar más controlado parece claro que es Eivissa», al referirse a la situación del puerto. Y no alude solamente a los cruceristas, sino también «al turista de estancia con su carga excesiva de movilidad y ruido».

El informe no entra demasiado en el diagnóstico de la situación actual, para lo que se remite a menudo a problemas que ya se detectaron en las anteriores inspecciones de Icomos de 2009 y 2010, y en los documentos del Comité del Patrimonio Mundial sobre Eivissa, que se ocupó del caso por última vez en 2011, además de en una profusa documentación.

De hecho, considera que no se les ha dado solución en estos años. En relación a la denuncia, firmada por 300 profesionales y políticos, que motivó la inspección de este verano, señala que en esos pronunciamientos previos «están presentes la mayor parte de los motivos de queja que se han presentado, por no haberse resuelto o aplicado esas decisiones».

También se cita uno de esos informes en los que, hace ocho años, se advertía de que el puerto en es Botafoc podía alterar las corrientes y aumentar la erosión del barranco de sa Penya. Recuerda que ya entonces se alertó de la situación que ha motivado la intervención de urgencia de este verano para evitar daños a la muralla.Este informe se elaboró tras una inspección, en agosto pasado, que duró un día

, en el que no dio tiempo a visitar el yacimiento de sa Caleta, a pesar de que estaba previsto. Así, del primer asentamiento fenicio-púnico en la isla sólo se menciona que carece de «partida presupuestaria» en el Consorcio del Patrimonio -que depende de Vila- y que «se dice que no tiene el adecuado mantenimiento».

Aunque la inspección la realizó Álvaro Gómez-Ferrer, expresidente del Comité Español, conocedor de la isla y con una larga trayectoria internacional, es la actual presidenta, Begoña Bernal, quien asume el informe como propio.

Gómez-Ferrer se reunió con el alcalde de Vila y fue recibido en el Consell. Destaca «el tono cordial» de esos encuentros y que, en su reunión con los consellers de Cultura y Medio Ambiente, se habló del «poco valor» que se da a la declaración de Patrimonio Mundial en Vila y en la isla, «dado su potencial turístico, incluso excesivamente consolidado».